BRUJULA CIUDADANA El Ejecutivo y su curva de aprendizaje | Page 20

Brújula Ciudadana 107 18 en segundo lugar, porque los estándares en medio ambiente y gestión social son cada vez más exigentes; y en tercer lugar, porque no han generado una ‘constituency’, es decir, un sector de la población que otorgue legi- timidad social al proyecto, que lo haga suyo, que se apropie de él, precisamente porque ve un beneficio para el desarrollo local, y no únicamente para los inversionistas ajenos al sitio y a las comunidades donde se efectúa la inversión. Por ejemplo, las grandes plantas hidroeléc- tricas con frecuencia naufragan porque des- cuidan este aspecto de la apropiación social. Si únicamente generan valor para los accio- nistas, pero se olvidan de la población local, estarán incrementando el nivel de riesgo del propio proyecto de inversión. Los proyectos tradicionales del sector ener- gético se han dirigido al petróleo, al gas na- tural y a otros sectores convencionales. De manera creciente, están brotando proyectos de inversión generados en las propias comu- nidades que crean valor para ellos mismos. Así, las grandes líneas en el ámbito macro- económico han de traducirse en ejemplos concretos de proyectos de inversión con rentabilidad social. Recientemente me encontré con un caso muy interesante de proyectos de inversión en torno al agua en la Mixteca oaxaqueña. Las comunidades están promoviendo pequeños proyectos con soporte técnico, socialmente aceptables, económicamente viables y am- bientalmente sustentables que impulsan el desarrollo productivo en el agro. La columna vertebral es el agua. Los pro- yectos de inversión consideran los capitales físico, humano, social, natural y cultural, re- lacionados entre sí y a partir de los cuales se establecen líneas de acción que llevan a mejorar las condiciones de los pobladores en las comunidades. Se está cerrando un ciclo largo en que los proyectos de inversión no tenían porqué reparar en su impacto ambiental y social. Asimismo, los proyectos gu- bernamentales no pueden responder solo a una visión político-electoral. Más allá de las definiciones tradicionales de retornos a la inversión, cada proyecto debe responder a planteamientos sólidos en materia de rentabilidad económica y financiera, pero también de rentabilidad social.