BRUJULA CIUDADANA El Ejecutivo y su curva de aprendizaje | Page 14

Brújula Ciudadana 107 12 tengan ningún obstáculo como sucede ahora y que, además, puedan pactar los contra- tos colectivos con las empresas con total conocimiento y aceptación explícita de los trabajadores. Ello, para que la figura de los contratos de protección ya no siga vigente. Debe recordarse que con este término nos referimos a aquellos acuerdos, en materia de condiciones de trabajo y salarios, que se celebran entre un patrón y una organización ficticia que tiene un registro legal pero que no cuenta con el aval ni el conocimiento de sus agremiados. Empresarios, sindicatos y la emergencia del nuevo sindicalismo En este caso, a las dificultades técnicas que supone la hechura de una legislación so- bre un órgano que no tiene precedentes en México, se adiciona la presión política. Los representantes del capital, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), y por su parte, las viejas centrales, en particular la CTM, han manifestado su deseo de que esta instancia sea tripartita, en la que participen, dicen, trabajadores, empresas y empresarios (sic) y la autoridad como gran mediadora. Lo que intentan, en realidad, es fraguar un gran engaño: convertir el organismo de conciliación y registro en un aparato bajo el control de las dirigencias patronales y los vetustos personeros del sindicalismo para que nada cambie y así conservar el manejo de los registros de asociaciones en manos de quienes lo han manipulado durante los últi- mos setenta años, manteniendo sometidos a los trabajadores a las prácticas de control y simulación que ya conocemos. Sus intenciones encuentran, sin embargo, dos obstáculos: el primero, la posición del gobierno actual incluyendo la Secretaría del Trabajo; del grupo parlamentario de MORENA; y de agrupaciones independien- tes. La cúpula empresarial cree que puede cambiar esta situación mediante amenazas de cancelar inversiones y fugas de capitales. Pero el segundo escollo es más complicado, pues se trataría de engañar a los gobiernos, parlamentos y sindicatos de Estados Unidos y Canadá, firmantes del llamado T-MEC, el nuevo Acuerdo de Libre Comercio entre los tres países, que en sus cláusulas laborales y en un anexo especial han comprometido al Estado mexicano a realizar los cambios en la LFT de acuerdo a los señalado en el 123 constitucional. Con el fraude que intentan cometer, se arriesgan a que el Acuerdo trinacional sea rechazado por los legislativos de los países socios de México. Particularmente en Estados Unidos, donde la nueva mayoría demócrata