Firmar La Paz
Por Nury Bedoya Mesa
¿Has escuchado alguna vez la
expresión: perdono pero no
olvido? ¿Olvidamos acaso los
sucesos de nuestra historia personal? No es
el olvido, es la actitud y la emoción que
acompaña el recuerdo, y eso se decide y se
vive.
El antídoto del rencor es perdonar y
conciliar. A menudo el rencor se disipa,
aunque haya anidado durante años, si la
persona que lo inspira se reconcilia con la
que lo experimenta. La rabia, el rencor, el
resentimiento, el odio, nos hacen sufrir, y así
sea por un sano egoísmo, es imperante,
liberarnos de dichas emociones.
Somos responsables en la creación o
mantenimiento de los conflictos y hemos
concretado mecanismos para eludir dicha
responsabilidad, es hora pues de reaccionar
frente a las heridas recibidas: o nos
encadenamos al pasado, limitando nuestra
capacidad para la felicidad y la alegría en el
presente, o nos abrimos al futuro, dejando
atrás el pasado, haciéndonos libres para vivir
con mayor paz y armonía, a través del
perdón. “EL PERDÓN PROPIO Y AJENO ES EL
CAMINO INSUSTITUIBLE PARA LOGRAR LA
PAZ INTERIOR.
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El perdón no quiere decir que se
apruebe o se defienda la conducta
injusta que ha causado sufrimiento.
Convivir con el maltrato, con el irrespeto
o con la violencia.
Perdonar por Dios,
resulta un
autoengaño. El perdón tiene que incluir
al ofensor realmente, pues él es el
destinatario del rencor
Perdona-vidas”, por lástima o considerar
a alguien tonto o estúpido, “es que,
pobrecito”, aquí se confunde perdonar
con despreciar o con la propia
arrogancia.
El perdón solo requiere un cambio de
percepción, otra manera de considerar a las
personas que creemos nos han causado
dolor y problemas; basta con arrancar las
semillas del rencor en nuestro corazón.
NATURALEZA DEL PERDÓN:
J u st i f i ca r l o s co m p o r ta m i e nto s
negativos o improcedentes, propios o
ajenos: maltrato, violencia, agresión,
abuso sexual, traición, injusticia,
calumnia.
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Boletín No. 40 / Diciembre de 2018
El perdón es un PROCESO: No se logra de
una vez por todas, es una tarea que hay que
renovar frecuentemente. Optamos por una
visión más profunda, amplia y abarcadora
del otro, podemos reconocer y afirmar la
mayor verdad de quienes somos y son los
demás. Desmontar los falsos presupuestos
del resentimiento…
El primer destinatario del perdón es Uno
mismo. El desafío más grande y más difícil.
Aprender a amarnos y aceptarnos como
somos “pase lo que pase” y seamos como
seamos. AMARSE = ACEPTARSE. El perdón
hacía nosotros mismos nos faculta para
perdonar a otros, cuando logramos ser
misericordiosos con nosotros, acogemos
con misericordia a los demás.
EFECTOS POSITIVOS
AL PERDONAR
Nos liberamos de la carga de víctima y
disfrutamos de nuestra vida actual plena y
libremente.
Nos liberamos del poder que ejercen sobre
nosotros las actitudes y los actos de otras
personas.
El perdón es una DECISIÓN: Es “reconocer la
libertad del otro, su capacidad de cambio no
solo la de él, sino la de todo ser humano” Es
la opción de “fijarse en la luz de la lámpara y
no quedarse en la pantalla sucia que la
sostiene” Despertamos a la verdad de nuestra bondad
y al hecho de que somos dignos de amor
El perdón es una ACTITUD: Estar dispuesto a
aceptar la responsabilidad de las propias
percepciones como simples apreciaciones,
no hechos objetivos. Es elegir mirar a la
persona y advertir que es algo más que lo
“espantosa” o insensible que vemos. Es el Reparamos lo que está roto. El perdón: Coge
nuestro corazón roto y lo repara, coge
nuestro corazón atrapado y lo libera, coge
nuestro corazón manchado por la
vergüenza, la culpa y lo devuelve a su estado
inmaculado.
QUE NO ES PERDONAR
•
propósito de querer mirar “más adentro”. El
perdón es más signo de inteligencia que de
generosidad.
El Perdón no es pérdida, sino ganancia. No
indica sumisión sino señorío; no es carga
pesada de una obligación moral, que obliga a
perdonar, es descarga liberadora de un
pesado fardo que nos ata al pasado.
Perdonar no es fruto de cerrar los ojos para
no ver las ofensas, es más bien signo de una
mirada que permite leer más allá de la
superficie y descubrir en el fondo del otro un
niño asustado. El perdón es la generosidad
de no quedarse relamiendo el propio dolor;
es sabiduría para comprender que el otro
sólo ha actuado, según sus conflictos le han
dejado. El perdón nos permite descubrir la
verdad, toda la verdad del YO esencial del
otro y, por tanto, esta verdad, como toda
verdad nos hace, en verdad, libres.
“Antes de perdonar hay que renunciar a la
idea de que el perdonar es algo
sobrehumano, no natural, un “favor” que se
hace a dios: dios no necesita “favores”, el
perdón favorece más al que perdona que al
perdonado, pues sin el perdón no podemos
asumir el orgullo (la conciencia del propio
valor), el amor, la alegría, fundamento
inequívoco de la grandeza del ser humano”
Leopoldo azancot.
La opción triunfadora y sanadora: firmar la
paz con nosotros mismos, con nuestra
historia y con las personas del entorno
Estamos a tu lado,
llámanos (4) 448 29 45
Teléfono de la Esperanza
Asociación de Pensionados ASOPEN
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