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Arte y LITERATURA

Primer capítulo de la novela de Héctor Rojas Herazo : “ En noviembre llega el arzobispo ”

Caminaba bajo los árboles de mango , sin prisa , separando apenas los brazos de los muslos . Se inclinó al pasar y hundió el látigo en las tetas de la puerca parida , que gruñía en su lecho de fango . Después — totalmente erguido , con las piernas abiertas — arrancó una hoja al árbol de limón y empezó a morderla . El látigo , prensado entre el brazo y las costillas , se había apagado . Ahora el sol arañaba bruscamente sus polainas .

El gordo lo miraba hechizado . Inclinó su peso , varias veces , sobre una y otra pierna , con el temblor angustioso de un niño que tuviera urgencia de defecar , hasta que al fin disparó el alerta :
-- ¡ Leonor , Leonor , ya llegó la gran bestia ! La mujer se asomó por la ventana del comedor , miró el patio — tranquilo , solitario , con sus follajes entristecidos por la luz — y dijo sin interés :
--No hay nadie Gerardo . Estate quieto . El gordo , aferrado al árbol de clemón , gimoteó con angustia : -- ¡ Es él . Míralo , mija , es la gran bestia ! ¡ Enlázalo con el rosario o me llenará de hormigas ! Agitaba compulsivamente su mano derecha , azotando un dedo contra otro . -- ¡ Ay carajo ! — se oyó a la señora Clementina en el interior del cuarto-- , ¡ ya comenzó la misma fregantina ! Gerardo gimoteó nuevamente : -- ¡ Me va a llevar , míralo , me va a llevar !, saca el pescadito de la totuma !
El hombre de las polainas avanzaba sin rozar las yerbas , viajando en la propia luz . Hizo una seña — no al gordo ni a la mujer que ahora apoyaba su mano en la puerta del comedor , sino a algo en el día — y separó la bruñida fronda de los tamarindos . Ya Gerardo no hablaba . Seguía todos los gestos del recién llegado con el candor de un niño que mira a su padre acomodando el jabón y la toalla para bañarlo . Preguntó sumisamente : -- ¿ Vamos a los potreros ?
El otro afirmó sin mirarlo y , extendiendo el brazo , señaló la puerta del patio con la fusta . Gerardo avanzó transfigurado . “ Es la llaga de Dios ”, pensó con esplendor , descubriendo , en los más secretos del patio , unas cuerdas de música por las que subían ángeles con cabezas de hormigas . No sintió el tropezón de su pie desnudo contra la piedra . Siguió avanzando , ajeno a su camisa de botones y a sus calzones raídos . “ Ya hoy no moriré , hoy seguiré vivo . La gran bestia me ha perdonado .” Cuando llegó a la esquina ( la puerta del patio había chirriado tan levemente que ni la señora Clementina ni Leonor , momentáneamente descuidada , lo había sentido salir ) vio la figura avanzando sobre la calle arenosa . Inició un trote para alcanzarla . Gemía con acezante premura , sintiendo las caderas pomposamente colgadas a su esqueleto . Sentía , también , ese tejido de agua que le cubría la espalda . No era sudor . Era como si toda la pulpa de que estaba tejido se la estuvieran exprimiendo . Apretó los dientes y abrió las narices y los labios para respirar con furor . Gritó :
-- ¡ Espérame , espérame te he dicho !
Creía que las personas eran árboles . Un cielo de gelatina resbalaba sobre los techos . El otro , lo único brillante en aquel opaco desastre , se volvió y le señaló el camino que ondulaba entre la yerba . Trotando con desesperación , llegó a la cerca . Penetró en medio de los dos alambres sin sentir los arañazos . El otro no dijo nada cuando Gerardo se arrodilló sollozando . Alzó la bota de montar y la acomodó sobre la nuca abatida . La sostuvo allí un instante , como si la apoyara en un simple accidente del t e r r e n o , m i e n t r a s s e a c a r i c i a b a distraídamente la barbilla con la punta del fuete , mirando los árboles . Después , haciendo una desdeñosa presión , le hundió todo el rostro en la capa de lodo formada por la boñiga de vaca y el detritus de las hojas caídas . Lo oyó resoplar y erizarse como un cerdo .
Nota bibliográfica
Héctor Rojas Herazo nació en Tolú , tierra con vieja tradición de brujas , en 1921 . Sus obras fundamentales Respirando el verano , En noviembre llega el arzobispo y Celia se pudre , son importantes en el realismo mágico , que mezcla elementos fantásticos y reales para resaltar lo extraordinario de la realidad . Hoy se cumplen 50 años de la aparición de la novela “ En noviembre llega el arzobispo ”, que recibió el Premio Nacional de Novela Esso el 27 de octubre de 1967 . He aquí las hazañas de Leocadio Mendieta , el cacique inclemente que mantiene sometidos a los demás habitantes ; de Gerardo Escalante , el desquiciado que se revuelca en estiércol , y otros seres que habitan la espera . “¿ Será Tolú ? ¿ Será Coveñas ? Lo cierto es que este territorio , creado por Héctor Rojas Herazo es el personaje central de esta novela , que parece un organismo vivo , que come y respira , en tanto que los personajes son como sus entrañas ”.
36 Boletín No . 38 / Diciembre de 2017 Asociación de Pensionados ASOPEN 37