Blablerías Nº 21 - Abril 2017 | Page 8

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María Rita Joga

la dama de la palabra

por Daniel Britto

Crónica

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¿Por qué digo que María Rita Joga es la dama de la palabra? Muchos de sus colegas narradores son grandes decidores. Varios se caracterizan por sus voces profundas y melodiosas; otros, por la excelencia a la hora de contar y la capacidad de emocionar, volar y soñar con los ojos abiertos, transitando tristezas, dibujando cielos, pintando nubes, coloreando el Universo.

María Rita es la suma de todo eso, y más: tiene una presencia escénica realmente admirable; sustenta sus relatos apasionada y arrasadoramente, guardándose para sí la vieja, pero siempre eficaz rutina de sacar conejos de su galera de maga. Dueña de una sensibilidad admirable, jamás cae en el golpe bajo. La tragedia en su voz es tragedia y la risa siempre es risa. Transgrede, pero vuelve.

Juega, se divierte. Nos hace cómplices insertándonos en cada cuento, en cada frase, en cada expresión sin límites. Una verdadera artista y artesana que no escatima nada. Deja el alma en cada presentación, en cada cuento, en cada silencio.

Dirán: “claro, es su amiga, ¿cómo no va a hablar excelencias?”. No podría hablar de otra manera porque además de quererla la admiro, aprendo, copio con la seguridad de que es imposible clonarla.

Su “Mar de fotos” en el Paraje Artesón este domingo 12 de marzo pasado fue un unipersonal de altísimo vuelo, con una escenografía sobria y correcta y, a mi modesto entender, maravillosa, en un espacio que ya le está quedando chico en todo el sentido de la palabra. Una serie de cuentos perfectamente hilvanados y pensados con la sabia dirección de Bernardo Sabbioni.

Mariarri cuenta, emociona, baila, vuela, ríe, sueña, y el público recibe toda la emoción y baila con ella y vuela, también ríe y sueña, sueña, sueña…

“Mar de fotos” es la historia de su familia, pero bien puede ser la de la tuya, la de aquel, la mía. Imposible no identificarse. Un espectáculo altamente recomendable de la mano de una artista que brilla con luz propia.

¿Se le puede pedir algo más a la dama de la palabra? Sí: que nunca deje de volar, como una mariposa de ensueño.