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Poesía
* 4
EL BLUES DEL KNOCK OUT
esafía al amor
como Bonavena a Cassius Clay
le enseña la quijada, dice “aquí”
“Dale que aguanto, ¡gil!”
Y al amor se le llenan las pelotas.
Se quita su disfraz de angelito con arco
y se muestra como Prevert lo dibujara:
pantaloneta a flecos, dos martilllos por puños
y lo mira saboreando en el bucal
la sangre que va a sacarle para afuera.
Escucha la campana; siente el retorcijón
que los sucios poetas han llamado
“mariposas en la panza”,
pero sabe
que por ahora se trata solamente de un gusano.
Tira un jab, tira otro, volea una derecha
“Anoche volví a soñar su voz terciopelo”
Muhamad El-Amor asiente de barbilla y se le burla,
bailotea alrededor… pero no lanza un golpe.
“Y me dijo en el sueño sus razones
y me dijo que, bueno, me dio a entender,
que todavía me quiere…¡Vamos sacá las manos,
mostrámela de vuelta!”
Desde la esquina le gritan “¡Alzá la guardia
protegete , los codos contra el hígado!”
(El manager lo sabe y reza como un cura:
su pupilo de apenas ciento setenta libras
y Cassius El-Amor doscientas veintiuna).
“Yo sé que me hizo trapo el corazón entonces,
pero esta vez me entrené como nunca”
…y lanza un zapallazo y rebota en las cuerdas.
De pronto,
Cassius Cupido trastabilla de tanto bailoteo
…O hace que trastabilla;
a Ringo don Quijote le parece entrever a la morocha
viniendo con los labios húmedos de aquel sueño.
…Escucha el timbre de faltan diez segundos
…Escucha el timbre de ring de su teléfono
Y se manda de cross a mate o muera.
Pero Muhamad nunca ha trastabillado,
lo levanta de upper y un zurdazo torero
le arranca el protector y la sangre en el aire.
Ringo cae a los tumbos y entre las ovaciones
oye del uno al diez
y oye de terciopelo una voz que le dice
“No me llames ya nunca”.
de Guillermo Silva
El Cuervo