* 18
de Gianni Rodari
Marita von Saltzen
Peques
para leer
El edificio de helado
Ilustra Jordi Saludes
na vez en Bolonia hicieron un
edificio de helado, en la mismísima
Plaza Mayor, y los niños venían de
muy lejos para darle una chupadita.
El techo era de nata; el humo de las chimeneas, de azúcar de algodón; las chimeneas, de fruta confitada. El resto: las puertas, las paredes y los muebles, todo era de helado.
Un niño pequeñísimo se había cogido a una mesa y le lamió las patas una a una, hasta que la mesa le cayó encima con todos los platos; y los platos eran de helado de chocolate, el mejor.
En cierto momento, un guardia municipal se dio cuenta de que había una ventana derritiéndose. Los cristales
eran de helado de fresa, y se deshacían en hilitos rosados.
— ¡Rápido! —gritó el guardia—, ¡más rápido todavía!
Y venga todos a lamer más rápido, para que no se echara a perder ni una sola gota de aquella obra maestra.
— ¡Un sillón!—imploraba una viejecita que no lograba abrirse paso entre la muchedumbre—, ¡un sillón para una pobre vieja! ¿Quién va a traérmelo? Que sea con brazos, si es posible.
Un generoso bombero corrió a llevarle un sillón de helado de crema, y la pobre viejecita empezó a lamerlo precisamente por los brazos.
Aquel fue un gran día, y por orden de los doctores nadie tuvo
dolor de barriga.
Todavía hoy, cuando los niños piden más helado a sus papás,
éstos dicen suspirando:
—¡Claro, hombre! Para ti sería necesaria una casa entera, como
aquélla de Bolonia.
U
Del libro "Cuentos por teléfono"
de Gianni Rodari
Ed. Juventud, Barcelona, 1995
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