Blablerías Nº 18 - Julio 2016 | Page 14

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Cuento

—Aurora, ¿volviste de la plaza? Prepara los jarrones y alista las bandejas con las copas, que habrá que brindar muchas veces. Hay que poner más faroles en el patio del aljibe. Necesito ayuda. ¡Antón! ¿Otra vez con los pájaros? Falucho, limpia los cristales de la araña y fíjate que las velas estén enteras. ¡Ah! Y busca las banderas en el baúl del desván, todas sí, todas. Coloca las macetas con jazmines en la galería. ¡Ay! ¡Me olvidé de iluminar el patio de los naranjos! ¡Antón! ¿Dónde estás? ¡Antón!

A las oraciones, cuando ya caía el sol, volvió Bernabé con todos los niños. Estaba exaltadísimo.

—Teresa, mujer, ¡han declarado la Independencia! ¡No sabes cómo están las calles! La gente grita, baila, festeja… ¡Es un júbilo enorme! Mandé repartir bordelesas del mejor vino y tamales para el pueblo, y el Cabildo estará iluminado durante ocho noches. ¡Lástima que esté tan arruinado, el pobre! ¿Y aquí cómo andan las cosas? ¿Está todo listo para el baile?

—Ssssí... Creo que sí. Solo falta llevar al cuarto del frente el sofá color damasco que está en la sala, para ocupar el lugar vacío del escritorio y el sillón que prestaste para el Congreso. Y faltan los invitados. ¿Quiénes vendrán?

En ese momento, María del Rosario y Lucía, que habían vuelto a la casa con el gobernador, y estaban sentadas en el brocal del aljibe comentando entusiasmadas lo que habían visto y vivido en el día, se irguieron, se acercaron y escucharon con atención. A una le salían chispas de los ojos negros; a la otra, los ojos claros se le llenaron de lágrimas.

—Vendrán los Congresales, claro está, y nuestros familiares y todos los principales vecinos: los Ávila, los Alurralde, los Gramajo y...

—¿Y? —insistió la señora Aráoz mirando de reojo a su sobrina. Apenas se animó a preguntar— ¿Los López, tal vez?...

La espera se hizo eterna. Cuando ya creía que su marido iba a estallar, escuchó con asombro:

—Los López… Sí. Desde hoy todos somos hermanos porque ha nacido de verdad la Patria.

La carita joven de Lucía se iluminó con una sonrisa especial, diferente. Feliz, por fin, dio vuelta la cabeza y miró a Antón, parado frente a la gran jaula.

Doña Teresa Velarde de Aráoz comprendió en ese instante que algo faltaba para que todo estuviera listo para los festejos. Caminó decidida hacia el patio de los naranjos, se acercó al negrito y, colocando una mano sobre su hombro, abrió con la otra la puerta de la jaula.

Zorzales, jilgueros y cardenales revolotearon indecisos durante unos momentos y luego volaron por encima de los árboles.

1María del Rosario Aráoz Velarde, una de los siete hijos del gobernador de Tucumán.

2Lucía Aráoz Alurralde (1805-1862), prima lejana de María del Rosario.

3María Teresa Velarde Villafañe (1785-1855) esposa de Bernabé Aráoz desde 1805.

4Tomás Godoy Cruz (1791-1852), diputado por Mendoza, uno de los congresistas más jóvenes.

5La casa de la familia Laguna fue remodelada para las sesiones del Congreso. Hoy se la conoce como la Casa de Tucumán.

6Francisco Javier López (1794-1836)

7Bernabé Aráoz y Córdoba (1775-1824), gobernador de Tucumán desde 1814.

NOTAS:

1.Javier López en su niñez y juventud, fue el protegido de Bernabé Aráoz, que le enseñó a leer y a escribir, lo becó para que estudiara en la Universidad del Alto Perú y lo nombró coronel. Sin embargo, en 1823, Javier lo derrocó. Cuando Aráoz huyó a Salta, fue apresado y fusilado por orden de López. A raíz de este hecho, la rivalidad entre ambas familias se agudizó y fue por un pedido del pueblo tucumano para lograr la paz, que se concretó el casamiento entre Lucía Aráoz (hija de Diego Aráoz Valderrama, tío tercero de Bernabé) y Francisco Javier López. De esta unión nacieron ocho hijos.

2.Todos los datos históricos son ciertos. Javier López no asistió a los festejos porque estaba en Buenos Aires en esa fecha. María del Rosario Aráoz nunca tuvo una relación con Tomás Godoy Cruz.