Blablerías Nº 18 - Julio 2016 | Page 12

FIESTA

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FIESTA

CONTAME UNA HISTORIA

por Rubén Juárez

por

Cuento

l templo de San Francisco quedó vacío.

Después de la misa cantada del Espíritu

Santo, todos volvieron a sus casas o a sus quehaceres habituales.

Era un día de sol, algo fresco, más propio de la primavera que del invierno.

María del Rosario1 entró en su vieja casona de la calle del Rey, junto con su prima Lucía2. Las dos niñas dejaron sus capas de terciopelo y sus mantillas en manos de la mulata, que aún llevaba debajo del brazo las alfombras enrolladas para la misa.

Eran muy jóvenes. Reían y avanzaban a saltitos agitando sus vestidos, hasta el espejo adornado con ángeles que estaba en la pared del comedor. Las dos deshacían apuradas sus trenzas y soltaban sus cabellos, morenos los de Rosarito, rubios los de Lucía.

Doña Teresa3, la madre de Rosario, pasó por el comedor hacia la galería, protestando:

—¡Niñas! ¿Por qué el cabello suelto? ¡Qué manía! Cualquiera diría que las trenzas les pesan.

Las dos se miraron y volvieron a reír. Luego se sentaron junto a la ventana y observaron, a través de las rejas, la actividad intensa de la calle.

¡Cómo había cambiado la vida en San Miguel desde hacía cuatro meses! Una ciudad tan tranquila... y ahora estaba llena de forasteros. Primero fueron los emigrados del Alto Perú y después, los Congresales. Muchos otros llegaron solo para enterarse de los acontecimientos. ¡Si hasta un capitán sueco había venido hacía unos días! Y lo peor era que todos se alojaban en las casas de los vecinos principales. ¡Ya no había intimidad!

—La ciudad es muy pequeña para albergar a tanta gente —comentó Rosarito mientras ambas miraban pasar carretas y carretillas cargadas de leña, carne o frutos, y escuchaban, como todos los días, el pregón del aguatero desde su carro de bueyes:

—¡Agüitaaaa... agüita frescaaaa...!

En realidad, lo que sucedía era que “tanta gente” le molestaba y la confundía, porque ella estaba esperando ver pasar a una sola persona: el joven Tomás Godoy Cruz4, diputado por Mendoza.

—¡Ayúdame, Lucía! Mira tú también, que a esta hora pasa por aquí para la casa de los Laguna5.

quedado también el trasero!

—¡Lucía! —rió la prima— ¿Qué manera de hablar es esa? No pareces la sobrina del gobernador... ¡Mira! ¡Ahí viene mi Tomás! ¡Qué guapo es! Y es elegante y tan serio y además importante, como que es amigo de San Martín.

Rosario suspiró e hizo aletear el abanico. El joven barbado, de cabellos oscuros, tocó levemente el ala de su sombrero e inclinó la cabeza saludando a esos ojos negros que le sonreían detrás de las rejas de la casa del gobernador.

Lucía estaba lejos de tanta emoción. Ella no

tenía ojos más que para su Javier6. Lo había

El 9 de julio de 2016 se cumplen doscientos años de la Declaración de la Independencia de la ahora Rebública Argentina.

Esta historia comienza un día antes, el 8 de julio de 1816 en la ciudad de Tucumán, lugar histórico de ese hecho.

E

—Sí, claro, si estoy mirando. ¡Ve allá, Rosarito! Fíjate en aquel congresista, el del bastón, mira qué grande le queda la levita —se reía—. Debe haber bajado de peso en el viaje, seguro,. ¿Sabes lo que es viajar en una galera tantos días? ¡Así le habrá

de Marita von Saltzen