Blablerías N°8 - Noviembre 2013 | Page 12

* 12

por Claudia Cadenazzo

http://descubriendotramas.blogspot.com.ar/

En los últimos años resulta común el que se haga referencia, en espacios vinculados a la Educación, a la Literatura y a la Narración, a los libros-álbumes como productos culturales innovadores. ¿Qué son los libros-álbumes?, ¿Qué los distingue de los libros ilustrados? ¿Cómo podemos aproximarnos a ellos para enriquecer los procesos de lectura y narración?

Las denominaciones libro ilustrado y libro-álbum responden a conceptos distintos. Un libro ilustrado es cualquier libro que incorpora imágenes. En los libros ilustrados tradicionales, la ilustración tenía como función decorar la historia escrita. En algunos libros ilustrados, las ilustraciones enriquecen lo transmitido por medio de la escritura; en otros, sitúan las historias de los cuentos tradicionales en contextos geográficos e históricos muy distintos a los originales. Por ejemplo, en el libro La Cenicienta, ilustrado por Innocenti (Ed. Lumen,1983), el ilustrador recrea el texto clásico de Perrault situando la historia en la ciudad de Londres de los años ’20. Si bien se trata de un libro ilustrado y lo escrito puede comprenderse sin las imágenes, el cambio temporal y espacial en las ilustraciones modifica las formas habituales de leer el clásico de Perrault y da lugar a un nuevo texto.

En el libro-álbum no se puede prescindir de las imágenes para construir los sentidos. Lo escrito y las ilustraciones se reparten la tarea de narrar o de sugerir significados. Esta es la característica principal. Ambos códigos se focalizan mutuamente: lo que se expresa por escrito nos obliga a fijarnos en la imagen y la imagen, a su vez, siempre expande, contradice o matiza lo que se expresa por escrito. Se produce una relación de sinergia en la que ambos códigos, en unión, significan casi siempre más de lo que lo harían

por separado.

Como producto editorial, el libro-álbum también es particular. Generalmente se trata de un libro de veinticuatro o treinta y dos páginas en elque la mayoría de ellas está ilustrada. A veces, en la doble página solo hay una ilustración sin texto. Así como en el cómic la unidad estructural es la viñeta, en el libro-álbum es la doble página. La viñeta exige un ritmo rápido y un alto grado de articulación entre las imágenes; en cambio, entre una doble página y otra, hay una brecha, un vacío que el lector debe llenar.

El libro-álbum es omnívoro en su capacidad para digerir formas discursivas propias de la literatura, el cómic, el cine y la publicidad. Estas influencias discursivas y la flexibilidad de este producto cultural, lo convierten en un objeto propicio para experimentar sobre las formas posibles de habitar los distintos lenguajes, para poder contar, escribir y leer en experiencias compartidas con niños, adolescentes o adultos

En un acto de lectura compartida, por ejemplo, con un niño, un adulto toma el libro e inicia la lectura promoviendo un acto de relación entre él y el niño con el que lee. El niño mira las imágenes, el adulto lee la historia escrita, y ambos hacen distintas asociaciones que comparten creando y enriqueciendo posibles sentidos. El espacio que queda entre las imágenes y las palabras es llenado por la imaginación de los lectores , que dan así lugar a la creación de un nuevo texto.

El libro-álbum no es solamente un producto para niños. Podemos tomar un libro que parece infantil y aproximarnos a él poniendo en juego las competencias que, como visualizadores (lectores, espectadores, productores), hemos alcanzado. De este modo disfrutaremos del mismo, seguiremos construyendo y -por qué no- podremos abordarlo como un objeto de estudio.

Para ilustrar esta última idea, los invito a acercarse al libro: Art y Max de David Weisner. Comparto algunas de las dobles páginas para que las observen y lean mientras recuerdan y

Literaturaón

as

Lectores y narradores frente al libro-álbum