Blablerías N°7 - Septiembre 2013 | Page 5

Miradas

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EN LA BIBLIOTECA ESCOLAR

por Vivi García

www.vivitecuenta.blogspot.com.ar

Hace 13 años que trabajo como bibliotecaria en una escuela primaria pública de la Ciudad de Buenos Aires, y compruebo a diario que la "biblio", como le dicen los chicos para no demorarse en palabras largas, es el lugar preferido y elegido por muchos que, cada mañana apenas suena el timbre que anuncia el recreo, no corren hacia el patio amplio y soleado  con la alfombra mágica de hojas crujientes, no, vienen con paso ligero a la biblioteca. Y cada recreo es un fiesta para mis ojos porque aún me emociona, después de veintisiete años de trabajo docente, verlos tomar un libro a gusto, una revista, un juego de ajedrez, y usar esos quince minutos para el placer. En general, se educa muy poco para el disfrute, y que este sea un espacio también para eso me produce una dulce alegría. El uso del espacio es otro tema. Mi biblio -la siento mía un "pocomucho"- tiene una disposición convencional, pero cada nene elige su rincón, su posición corporal, la silla, el piso. Algunos prefieren la lectura solitaria; otros comparten el libro. En fin, aunque parezca poco tiempo, esos quince minutos sirven para soñar y ensayar la felicidad posible.

La intimidad que se genera en este espacio se parece, en parte, al ritual que tenemos los lectores cuando nos vamos a dormir: el encendido del velador, los lentes a mano, una pila de libros en la mesa de luz, y la gran pregunta: ¿cuál de ellos me hará compañía hasta que el sueño se imponga?

Casi de la misma manera, los chicos buscan en los estantes, pasan sus manos por unos y por otros hasta que el dichoso libro aparece y en brazos, como a un niño de papel, lo llevan al rincón que les brindará esa intimidad "compartida" por unos minutos.

  Otro día quizá les cuente algo acerca del trabajo de investigación que los nenes hacen en la biblio para sus tareas. Pero esta vez decidí escribir sobre la magia cotidiana, ese encuentro con los libros que simplemente sucede, a diario, en una pequeña biblioteca escolar del barrio de Floresta.