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Rompecabezas
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GRACIELA BEATRIZ CABAL
Fue escritora y narradora. Fundó más de 60 bibliotecas, pero también fue esposa, madre, amiga y maestra.
Armemos entre todos a nuestra inolvidable Graciela.
primera vez. Desde ese momento no me pude separar de ella. Aunque parezca ridículo, me sentía mal, me dolía cuando ocurría. Por eso nos casamos seis meses después. La miraba, olía el perfume de su cuerpo, y todavía hoy pienso cómo una mujer delgada, rubía de ojos celestes, bellísima, le dio bolilla a un negrito como yo. Y tuvimos tres hijos, gracias a Díos y a nosotros, claro.
MI MAMÁ
por Julieta Pla
Mi mamá era una madre distinta a las otras madres... Lo fui viendo en el día a día y con el tiempo lo confirmé. Siempre tuvo ESE TOQUE MÁGICO para los momentos difíciles y las cosas cotidianas, pues con ella disfrutábamos de tener hadas o duendes pequeños y buenos, que nos entraban en la mano; los traviesos había que dejarlos tranquilos porque si no te molestaban.
Era una persona de principios, ferviente defensora de las mujeres, de los niños, de la Escuela Pública y de los Derechos Humanos.
Aprendimos con ella y de ella a tener proyectos y luchar por ellos, a trabajar full time porque así debía ser, a querer a los amigos y a amar a la familia por sobre todas las cosas.
MI AMIGA
por Sandra Comino
Graciela fue una de las personas que más escuché reflexionar en la vida. Nuestras charlas eran reflexiones con humor sobre todo lo que existe y sobre nuestros hijos. También sobre los comportamientos humanos. Fue una militante de la literatura. Hablar con ella seriamente era más que divertido. Y le encantaba viajar. Me armaba
Cuando quise contar sus textos, fue un riesgo y un desafío, porque ella narraba sus cuentos y era inevitable la comparación, y porque me exigía un trabajo de adaptación muy grande: era cambiar la voz de una niña por la de un niño. Graciela me ayudó reescribiendo algunos capítulos de "Secretos de familia". , Tuve la fortuna de trabajar los cuentos con ella y de que me escuchara narrarlos. Aún conservo fragmentos de su novela que reescribió para que yo le pusiera mi voz y que no están publicados.
LA ESCRITORA
por María Azucena Villoldo
Para escribir mirándonos a los ojos, venció las leyes de la escritura. Hilvanó el color de su voz en cada frase, innovó en todos los frentes, y con lo mínimo, contó osadas y memorables historias. Así, urdiendo talento y empecinamiento ético, Graciela nos dejó en cada relato serio o lleno de humor, un magistral traje a medida contra las inclemencias humanas.
LA NARRADORA
por Marita von Saltzen
Graciela nunca estudió cómo narrar; simplemente, se presentaba ante el público y contaba. En unos instantes, su ángel conquistaba a grandes y a chicos. Con su tono dulce de voz, casi infantil, podía decir las palabras más inocentes, las más inesperadas y las más desopilantes. Todavía escucho su voz cálida y justa cuando la leo, como si hubiera quedado grabada en cada palabra, en cada historia.
MI AMOR
por Daniel Pla
Yo todavía no me pudo explicar qué pasó aquel día, en Villa Gessell, cuando la vi por primera vez. Desde ese momento no me pude separar de ella. Aunque parezca ridículo, me sentía mal, me dolía cuando ocurría. Por eso nos casamos seis meses después. La miraba, olía el perfume de su cuerpo, y todavía hoy pienso cómo una mujer delgada, rubía de ojos celestes, bellísima, le dio bolilla a un negrito como yo. Y tuvimos tres hijos, gracias a Díos y a nosotros, claro.
viajes con ella y después me decía: “Vos tenés que decir que sí aunque después te preguntes ¿qué hago acá?”.
MI MAESTRA
por Claudio Ledesma
En su voz, el cuento "Miedo". "Miedo".