Miradas
* 5
ANÓNIMO DE AMOR
por Guillermo Silva, El Cuervo
Nadie encontró un bebé –que era otro nadie-
embolsado en un tacho de basura.
La bolsa se agitaba todavía;
lo que fuera allí dentro aún respiraba.
Y Nadie, que era un hambriento en los umbrales
le arrebató a la muerte su bocado.
…Es la plaza San Martín y es la noche en Retiro,
y el frío muerde fiero. Y Nadie anda en las calles.
Con su trapo campera hace un trapo ropita
con su voz de puteada hace arrullo de sana.
Y vendrán los blancos paramédicos
y vendrán los azules policías.
La bebita se salva. En la comisaría
Nadie declara: “Juro no la toqué”
ante los ojos piedra del sargento.
No declara ya más: no tiene documentos,
y no es posible declaración de quien es Nadie.
Así que se consiguen dos turistas
pulcros, lozanos, heroicos y fragantes
que atestiguan por él.
La tevé de la tarde no se pierde estas perlas
y hace cámara y música sobre el pibe en camisa
“De 21 que tengo, 14 son de calle”
dice como quien dice que el destino está escrito.
La periodista sonríe con ternura estudiada
—La nena está muy bien y hasta la bautizaron.
—¿Le pusieron un nombre?
Tener nombre no es poco para el que está perdido
Le embarga la alegría
ancha de quien no tiene y ha podido dar algo,
la vida misma, digamos,
por la gracia de Nadie,
que regresa a la nada como ejemplo de un hombre.