Blablerías N°3 - Abril 2013 | Page 5

Miradas

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NO HAY OPCIÓN

Recoleta nació como un lugar aristocrático donde supieron refugiarse las familias de “buena” alcurnia. Los domingos son días ideales para pasear por la plaza, tomar sol y recorrer la feria de artesanos. Los amantes de la Historia pueden visitar el cementerio, colmado de anécdotas de nuestro pasado. Para los amantes del arte, la Recoleta ofrece el Museo de Bellas Artes y el Palais de Glace con sus exposiciones itinerantes de gran nivel. Pegadita al cementerio, está la iglesia del Pilar.

por Marta Ludueña

Caminaba por Plaza Francia, en Recoleta, un domingo con sol para cuadrito. Una tarde circense: magos, malabaristas, clowns, titiriteros, percusionistas y músicos que encantaban con la inmortal trova cubana.

Junto a una señora nutria con monóculo, aspiré hondo todo el aroma de la selva, cuando se acercó un señor empujando un cochecito con dos bebés. Cargaba un par de termos.

—¿Un café?

—Oh no, mi acidez no lo permite —le dijo la señora de la nutria—; un capuchino y con edulcorante.

—Se lo debo. ¿Quiere un té? Los bebés lo toman.

El hombre miraba a la nutria y a la señora con desesperación.

La señora miró a los bebés que tomaban sus mamaderas con té. Seguramente sintió alguna pena y dijo:

—Sí, sí, deme un té... verde.

—No, verde no, no tengo.

—Bueh, de menta o canela.

—Sólo té negro, ssseñora…

La señora giró, me miró sin verme y dijo con un suspiro:

—No se puede. Uno quiere ayudarlos, pero no se puede. No te dejan.