Blablerías N°15 - Julio 2015 | Page 17

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Reflexión

para leer

por Graciela Perriconi

Destiné esta salida a hablar de poesía porque su escritura define a un autor; para mí el lenguaje define a un autor -nos define siempre- y hay una separación confusa o errónea sobre esto de ser poeta y no escritor de literatura y… escribir poemas. Ni qué hablar del vínculo que se hace entre la poesía y lo femenino, sobre todo en la LIJ, aunque por suerte han surgido en este ámbito buenos poetas varones, como por ej. Jorge Luján.

Creo que hay algunas respuestas generales para tanta pregunta que, por cierto, tienen en cada caso una específica. La poesía es un género complejo que requiere de un amasado trabajo con la palabra, piel a piel. No toda rima es poema ni todo juego de palabras lo constituye, aunque se leen muchos intentos fallidos.

Por un lado, hay una falta de conocimiento desde la escuela por parte de los docentes sobre poemas y poetas, que se debe a una carencia formativa y, por lo tanto, no se experimenta placer ni al buscarla ni al leerla ni al trabajarla, si no es para fines didácticos vinculados con la rima y la métrica.

Por otro lado, el mercado no la considera una publicación ni masiva ni comercial, y aquí está el alfa y el omega de la cuestión: no es rentable porque el lector elige sobre lo que abunda, o sea sobre muchos textos. Además, se necesita que sean buenos y que las empresas apuesten a estas publicaciones. Sabemos que sin demanda no hay oferta. Y no hay oferta porque no existe el convencimiento de la importancia que tiene la poesía para la formación del capital simbólico, de la nutrición lingüística y de las posibilidades creativas. ¿Cuánto, no? Sin embargo, si no sale algún gurú mediático a pontificar sobre estos beneficios para el desarrollo del cerebro y de la sensibilidad, dudo que prospere esta creencia.

Tenemos excelentes escritoras poetas y las seguiremos teniendo -no me caben dudas-, envueltas en pequeñas publicaciones ocasionales maravillosas, pero esto no alcanza para imponer el género como ha sucedido con el libro álbum.

Dijo Gabriela Mistral en 1938: “La poesía es en mí, sencillamente, un rezago, un sedimento de la infancia sumergida. Aunque resulte amarga y dura, la poesía que hago me lava de los polvos del mundo y hasta de no sé qué vileza esencial parecida a lo que llamamos el pecado original, que llevo conmigo y que llevo con aflicción. Tal vez el pecado original no sea sino nuestra caída en la expresión racional y anti rítmica a la cual bajó el género humano, y que más nos duele a las mujeres por el gozo que perdimos en la gracia de una lengua de intuición y de música, que iba a ser la lengua del género humano”.

•“La poesía, además de llevarnos a recorrer espacios nuevos, nos devuelve como lectores más eficaces, como hablantes con dominio sobre un lenguaje con más matices, relieves, intensidades. Porque el lenguaje poético requiere y propicia una recepción calificada, a la que el lector llega anclando en la materialidad sonora, en los ritmos que lo magnetizan, en las asociaciones, en el aliento de la metáfora”. María Cristina Ramos, 2013

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Y para cerrar, este poema de María Elena Walsh que la define:

Yo me nazco, yo misma me levanto,

organizo mi forma y determino

mi cantidad, mi número divino,

mi régimen de paz, mi azar de llanto.

Establezco mi origen y termino

porque sí, para nunca, por lo tanto.

Soy lo que se me ocurre cuando canto.

No tengo ganas de tener destino.”

(En Imaginaria, 2011)

Hay citas de trabajos, conferencias y libros sobre el tema, pero lo mejor es leer poesía y sentirse protagonista de esas lecturas. Recuperar el lenguaje lúdico de la poesía, poder disfrutar de las imágenes bien configuradas, escapar de lugares comunes, de esa precariedad en la que caen los discursos cotidianos, y algunos literarios… es un poblar de poesía la vida, y enriquecernos.

Me gustaría armar una serie de poesía. ¿Habrá dónde? Los deseos son una manera de estar vivo y a eso apuesto: a que se cumpla esto del regazo, del sedimento de la infancia sumergida, de la recepción calificada y de aceptar que la poesía está allí, en los márgenes, esperando que haya quienes la hagan visible para todos. ¿Será?

¿Por qué nos preocupamos por defender la poesía, por qué no circula en los ámbitos editoriales con la frecuencia de otros géneros? Y ¿por qué los mediadores no la emplean como lecturas frecuentes en los talleres, cursos y ponencias, salvo aislados acontecimientos siempre en boca de poetas? (Además de caer sobre ellos la categoría de poeta y no de escritor)

LA POESÍA

escritor). Muchas preguntas para una forma de escritura que es constitutiva de la literatura inserta en muchas narraciones, de manera ocasional o bien, premeditada.