Blablerías N°14 - Abril 2015 | Page 7

* 7

Opinión

as

Sana sana colita de rana

por Payasitas Nifu - Nifa

TRADICIÓN ORAL, HERENCIA Y FRUTO

DE LA VIDA

por Alejandra Oliver Gulle

www.alepepa.com.ar

El hombre actual crece atrapado dentro de un marco de urgencias cotidianas que, día a día, cercena la calidad en su comunicación con el otro. No solo ya no tiene tiempo para disfrutar del arte, sino que es avasallado por el entretenimiento “chatarra” que, lejos de alimentarlo, apenas consigue calmarle la ansiedad.

¿Cómo pretender entonces que sepa soñar, que se anime a la magia, que valore el prodigio de la palabra como materia de disfrute?

Y ni siquiera se trata de la importancia extrema de cultivar la palabra como base del éxito en cualquier aprendizaje. Es más visceral, más imprescindible todavía: se trata de crecer como humanos comprometidos, responsables de construir un destino para los hombres que vendrán.

¿Qué hubiera sido de nosotros si nuestros mayores hubieran mal alimentado sus espíritus calmando su ansiedad con entretenimiento “chatarra”? ¿Qué clase de cultura y de tradición oral nos hubieran legado?

Estoy convencida de que el secreto para revertir esta problemática del hombre actual está en inculcar el hábito de cultivar la palabra a través del placer en la escuela, en la casa, en la calle.

Porque cada pueblo tiene sus propios duendes, fantasmas y seres mágicos, un mundo encantado lleno de historias que le pertenecen, donde se afianza la fantasía que nutre el imaginario popular para exorcizar el dolor, la fatalidad, la tragedia, los miedos, y para, de alguna manera, resistir la realidad reivindicando la esperanza.

La tradición oral como vehículo insuperable de la memoria colectiva tiene la facultad de trasladarnos al futuro, de regresarnos al pasado y de pararnos en el mundo del presente, en un mismo acto sagrado, capaz de edificar el destino colectivo. Un destino colectivo basado en la memoria y en una necesidad inherente al hombre.

La sabiduría popular nos empuja a atesorar y cultivar ese conjunto de bienes culturales acumulados por la tradición oral, como herencia y fruto de la vida y costumbre de nuestros antepasados, para enriquecerlo con nuestras propias vivencias, anhelos, modos de creer y de sentir, y para transmitirlos como herencia viva a las próximas generaciones.