qué sol amargo el que rodea estos lunares
son anzuelos que muerdo como estrellas que se ven
a través del lente de agua del cielo pubenense
iba por las playas de la farra
vestido de guerrero de sangre
cantando un bolero ranchero y una balada azteca
con el corazón ensartado en el puñal del viento seco
iba por las playas rocosas
sin martán ni góngora
mientras las palmas absorbían sus propios frutos
y los peces se lanzaban fuera del mar para morir kamikazes
qué sol amargo
y sin embargo hay signos y abonos
en tus pasos cosechas
el sol negro era la sombra de mi cabeza sobre las rocas
y afuera de este día
siguen rondando por mi cuadra
tus manos encarbonadas
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