LA CONTRA-CRONICA
Le llaman bodhi
Por Ricardo Nowicki
Por las circunstancias me
pongo a escribir viendo este
peliculón de mi juventud (Fui al
cine Greco a verla, qué pena
que ya no existan, y no soy tan
mayor), mientras hago la
columna semanal, que trataba
sobre
atracadores,
polis
buenos, espíritu de superación
y la búsqueda de un sueño =
BALONCESTO.
Siempre queremos culpar a los
mismos porque las cosas no
salen en los partidos como
tenías previamente pensadas
(luego vas improvisando y
descubriendo por qué Phil
Jackson solo hay uno). Te
sientes
atracado
e
incomprendido (lo dice uno que
antes de hacerme mayor era
una enajenado mental, no que
ahora sea más calmado, pero
alguna cana me sale). No lo
entiendo y mira que no siempre
actúas como deberías. En este
deporte sobran muchas cosas,
y una de ellas no son los
árbitros.
Alguien cuyo único cantico es
un recordatorio a su extenso
árbol genealógico de tener la
pa ciencia de un santo (porque
los que hemos hecho cameos
en verano, sabes lo mal que se
pasa), que soporte desdenes
(mea culpa, acepto pulpo como
animal de compañía) y que
encima tenga que estar al tono
físico constante (sacamos el
año
pasado
casi
4000
partidos), se merecen un
poquito de por favor…
Porque los polis buenos (o sea
los de mi clan, admiradores del
Olimpo que construimos en
nuestras
pizarras
personalizadas) no siempre
damos ese ejemplo que lleva el
puesto ni esa obligación de
transmitir valores (que no sean
unas copitas en la vitrina de
turno).
Por suerte hay muchísimos
entrenadores ( o míster o
coach o???) que siguen dando
ejemplo a la prole y nuevos que
han aprendido cómo sí se
hacen las cosas. La pena es
que ese sector familiar no lo
entienda.
Una de las cosas que hay que
tener para jugar a esto es:
espíritu de superación!!
Claro que sí!!! Como no puede
ser de otra manera, sacar
petróleo de tu plantilla.
Esta temporada (y escribiré
sobre mí mismo, viva la
modestia!!) la fase previa me
mandó a jugar con mis chicas
al grupo B ( un castigo en toda
regla, para un entrenador como
yo…jajajaja)
por
méritos
propios (que hay mucho
acomplejado y mal pensado).
Por decirlo de una manera sutil,
es
complicado
y
tremendamente duro hacerles
entender a las jugadoras
jóvenes que quieren competir,
que hay que jugar por jugar.
Pues eso me tocó hacer esta
temporada.
Los inicios de la terapia han
sido nefastos, falta de actitud,
motivación y un desinterés de
aprendizaje complicado para
un entrenador. Como el tiempo
suele poner las cosas en su
sitio (más tarde o temprano), la
gente entiende que al final esto
es para divertirse. La diferencia
está
en
buscarlo.
Afortunadamente, mis chicas
han llegado solas a esta
conclusión (nada como un
grupo de féminas cabreadas
porque su “coach” y por el
Twitter).
La búsqueda de un sueño para
cualquier deportista es ver una
peli (recomiendo ‘Camino a la
gloria’ de Josh Lucas) con final
emocionante-feliz y sobre todo
irte a tu casa con el orgullo de
haberlo hecho bien en la pista
(vale entreno y partido).
Cuando eso no ocurre, lo más
normal es que la paranoia sea
monumental, pero al contrario
es una sonrisa de ésas que te
dan ganas de volver a entrenar
otro día (aunque quieras ver un
gran reality de esos con
diálogos y todo).