Basket Marcha 2013 25 septiembre, 2013 | Page 53

Pero desde principio de los 90 yo había empezado a entenderlo de manera diferente. Había visto en persona lo que se hacía en USA y en Yugoslavia y trabajaba para adaptarlo a mi manera en Las Palmas, revelándome también contra el topicazo con el que me avisaban de mi inminente fracaso mis amigos “godos”, respecto a que los canarios ni defendían ni corrían, pero eso sí, con balón eran buenos. Mentira. Todo eran lugares comunes para justificarnos a nosotros mismos nuestra ignorancia e incapacidad. La única diferencia, la verdadera razón de que los yugoslavos tuvieran esos jugadores era que ellos entrenaban más y mejor a los mejores. Punto. Llegó el cambio profundo y rápido de nuestro país en el final de siglo XX y la eclosión en el XXI. Pasamos del baloncesto en los “colegios de curas” al baloncesto de polideportivo municipal. De no tener más que dos campos cubiertos, viejos y feos en toda la Isla, a que cada pueblo de España tuviera un pabellón con más aforo que habitantes censados (además de piscina olímpica, pista de atletismo homologada y varios campos de fútbol de césped natural o artificial, según el caso...). Así que, empezamos a tener instalaciones decentes y abundantes y presupuestos holgados, provenientes de las instituciones públicas, las cajas de ahorro que éstas manejaban con soltura y un incipiente entramado empresarial, que creía que ganar dinero iba a ser tan fácil siempre y que estaba bien eso de apoyar al deporte, para que la juventud tuviera lo que ellos nunca habían tenido. ¡Y sin tener que pagar nada para que tu hijo jugara a baloncesto! Y ese mundo tan bonito que nos montamos en un momento y que parecía que iba a ser para siempre, propició que empezáramos a entrenar como locos y atraer a buenos deportistas que veían que no era el fútbol la única salida. De hecho nosotros éramos mejores en muchos aspectos y llegamos antes que el fútbol al nivel de icono mundial como país de referencia. El futbol llegó justo después con un juego y unos jugadores que se parecían cada vez más a nosotros. Se creaban puestos de trabajo casi de verdad, se becaba a jugadores promesa de todo tipo y procedencia y se tenían los medios necesarios, todo lo cual hacía florecer a aquellos que siempre habían estado allí pero sin poder crecer y explotar todo su potencial. Hacer deporte en serio, en instalaciones serias (por las que en muchos casos no se pagaba nada) y con presupuesto serio dejó de ser algo absurdo e imposible y se convirtió en una moda, un valor y una obligación de la sociedad del bienestar (lo que quiera que eso fuera). Se creó el caldo de cultivo y se produjo el milagro de la vida. Cada día más entrenadores viajamos, estudiamos y trabajamos seriamente en algo, que por fin parecía que la sociedad nos iba a reconocer. Hasta nuestro título dejó de ser un "cursillo" (¡todavía hay quien lo llama así!) de un par de fines de semana. Y le ganábamos a todo el mundo en todos los deportes y encima con un cierto toque o sello distintivo: Buenos jugadores con aspecto de “gente normal” y cercana, bien enseñados y dirigidos, muy profesionales, nada prepotentes, bien educados, trasmitiendo "buen rollo de equipo", jugando divertido... Respetados, admirados, envidiados y odiados cuando era menester, como nos pasaba a nosotros con los yugoslavos... igualito. La cosa es...