IES URIBE-KOSTA BHI
2º ESO - Curso 2014/15
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pequeña hija. Su marido era minero y, para poder llevar el pan
a casa, pasaba casi todo el día en la mina.
Pasé mucho tiempo en aquella casa en la que transcurrieron
muchísimas cosas. El marido de aquella señora fue fusilado en
las montañas blancas de Alto Campóo, derramando su sangre
roja, yaciendo en aquel entorno frío en que resoplaba una
ligera ráfaga de viento.
Por culpa de aquel suceso, la mujer, su hija y yo nos
trasladamos a Pozancos, un pueblo diminuto en el que había
más víveres que personas. Allí pasamos un largo tiempo, hasta
que la niña se hizo mayor y me recibió como herencia, una vez
la mujer, ya anciana, falleció. Posteriormente, cuando ella se
casó, me trasladé a una ciudad más grande. De hecho,
viajamos muy lejos, hasta una ciudad que estaba junto a la
costa: Bilbao, que en aquel entonces estaba en plena
revolución industrial.
Llegamos a Barakaldo sin ningún problema pero, cuando me
sacaron de la caja para colocarme en el lugar donde estoy hoy
en día, me resbalé de entre las manos de mi dueña, cayendo al
suelo y creando un gran estruendo. Me dañé una de mis
manecillas, pero el marido de mi dueña, que era un manitas,
me supo arreglar sin problema.
Ya he vivido más de ciento cuarenta años pero estos últimos
cuarenta han sido los mejores, y si me pudiera comunicar con
mi dueña, ya viuda, le agradecería todo lo que ha hecho por
mí.
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