Autarquía Sexto número | Page 11

¿Ava o Eva? Ilustración por: Julieta Alvarado largo de la historia respecto a la form- a de percibir el mundo (La arqueo- logía del saber, 1969), dejando en- trever la estrecha relación entre el lenguaje (estructura conceptual), co- nocimiento y la manera en la que sen- timos. Agregando a esto último, Lev Vygotsky apunta hacia la tesis de que entre más conceptos se logren madu- rar, más comprenderemos cualquier realidad dada –pues estos conceptos sirven de cimientos a otros conceptos más abstractos–; de forma especial: a la «realidad humana» (Pensamiento y lenguaje, 1934). Estas no son todas las referencias que se pueden encontrar, pero resul- tan útiles para problematizar si Ava, el robot de la película en cuestión, es “consciente”, ya que es precisamente a través del lenguaje que logra in- miscuirse en la realidad humana a tal punto de “manipular” a “voluntad” al hombre. El éxito en la imposición de la “vo- luntad” de Ava parece implicar el de- sarrollo de dos aspectos fundamen- tales dentro de la constitución de la «psique individual»: la sexualidad y las emociones. Ello se desenvuelve tan plenamente que se podría decir que Ava desa- rrolla un «conatus» –que es como Spinoza llama al esfuerzo de persistir en el propio ser– humano, pues sus actitudes dejan de ser las de una mera máquina, las de un mero autómata, para tener una “autoría” (un «yo» en un sentido sustancial, como el que describimos de Sartre). La “complejidad” de la «comprensión» de las emociones humanas –que vuelve muy problemático el definirla como mera «imitación»– se refleja en la forma en la que Ava se relaciona con Caleb. Por ejemplo la suge- rencia que le hace acerca de que debe desconfiar de Nathan; o la “empatía” que muestra cuando Caleb le habla de sus padres muertos. Incluso la cuestión llega a tal extremo que, lo que en un prin- cipio entendemos como una “relación” entre Ca- leb y Ava, resulta ser una “estrategia de escape”; estableciendo así la imagen de una inteligencia “egoísta”, al punto de incluso poder ser descri- ta como “cruel” o “despiadada”. Pero su misma complejidad la hace llegar a ser sutil, apasionante e incluso conmovedora, como, por ejemplo, en la forma en la que logra “percibir” la belleza del mo- mento en que se viste para Caleb; o bien cuando le muestra sus dibujos, denotando así un “criterio estético”. Hay una última reflexión que nos pueden suscitar con respecto a este texto Alex Garland y su perso- naje Ava: la reflexión religiosa. Cuando Caleb le dice a Nathan que lo que ha lo- grado es el “éxito de los dioses” sugiere la posible condición divina del hombre, en cuanto dador de ser; creador de «otros» seres conscientes. Misma reflexión que podríamos extrapolar al pasaje bí- blico de Adán y Eva, en donde la «desobedien- cia» los vuelve “libres”; es así como Ava sería una verdadera Eva, pues su desobediencia le daría su libertad. Si queremos ir incluso más lejos podemos pensar en La última pregunta (1956), de Isaac Asimov: si en el contexto de Ex Machina se puede «crear» un ser “consciente”, ¿qué tan descabellado es supo- ner que el hombre –en algún punto del futuro– se haya creado a sí mismo? ▪ Arturo Cota Romero Autarquía 11