Archivos y archiveros vol. 1 | Page 25

Pasante en

Lic. en Ciencias de la Información Documental

Andrea Flores Monroy

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La historia de la archivística en México

Desde los últimos doscientos años los archivos y de la Archivística en México se han caracterizado por una frecuente inconsistencia desde sus inicios hasta nuestros días. Incluso, se tiene noticia de que, desde el siglo XVI, ya existían Archivos, los llamados amoxcallis (casas de los códices) en territorio azteca, sin embargo, catástrofes naturales provocaron la desaparición de estos se sabe que esa antigua civilización hacia su registro en códices de los diversos aspectos culturales, sociales, económicos y científicos. Estos documentos eran dibujados por los tlacuilos, personas con habilidades para dibujar y a quienes desde niños se les instruía en el conocimiento profundo de su cultura. Los tlacuilos sobrevivieron a la época colonial, incluso la corona española los reconoció como personajes útiles para llevar a cabo procesos de reclamos y litigios, pero luego evolucionaron a la figura de los escribas y hoy en día se los reconoce como notarios por lo menos en nuestro país, pues en Roma se transformaron en tabullarius, considerados como archivistas de documentos privados, encargados de elaborar los censos y custodiar documentos como testamentos y contratos.Es así como desde antes de la consumación de la Independencia en nuestro país, hubo una necesidad para la construcción de un sitio para el resguardo de los documentos, y es así como en la última década del siglo XVIII se proyectó la creación del Archivo General de la Nueva España -hoy Archivo General de la Nación (AGN)-, aunque no fue sino hasta después de este acontecimiento bélico que la idea se materializó. Este fue muy probablemente el inicio de una nueva era para la archivística mexicana, ya que posteriormente el AGN ha marcado un modelo para el arreglo de los archivos en todo el país.

Con esto se fueron diseñando paulatinamente las bases legales que regirían el control de los documentos, tanto los administrativos como los históricos, pero no solo los que se enviaran al AGN, sino también los que produjeran las propias administraciones estatales y municipales y que se destinaran a sus respectivos archivos. De esta manera, desde la Real Orden de 1792, hasta las leyes estatales publicadas en la primera década de este siglo derivadas de la inclusión social de las políticas públicas de rendición de cuentas, transparencia

y acceso a la información, pasando por los Reglamentos internos de 1846 y 1920 del AGN y las reformas hechas a la propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, han constituido un esfuerzo importante para consolidar una política archivística en nuestro país. No obstante hay debilidades que urgen se eliminen a la brevedad como la falta de una Ley General de Archivos y la aplicación imperiosa de la recién publicada Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de Particulares que garanticen, por un lado, la dignificación y el reconocimiento social de los archivos y, por otro, la protección de la identidad de las personas que aparecen en sus documentos.