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Tu respuesta a esta pregunta es importante, ya que saber reconocer a tiempo las manifestaciones del estrés en tu organismo es el primer paso para aminorarlo y evitar el daño que puede causarte. Esencialmente, debes ponerlo en práctica cuando estés en riesgo de experimentar estrés crónico -el tipo de estrés de larga duración- que compromete tu estado de salud y bienestar de manera significativa. Hago esta aclaración, porque el estrés no siempre juega un papel negativo; en realidad, cierta cantidad puede generar en nuestro cuerpo un óptimo estado de alerta, necesario para enfrentar los diversos retos que se nos presentan día con día.

En esta ocasión, me gustaría compartir contigo un método práctico que te servirá para identificar si una o varias situaciones de tu vida están siendo una fuente de estrés para ti. En su libro “Las reglas del cerebro”, el Dr. John Medina comparte una definición de estrés propuesta por los investigadores Jeansok Kim y David Diamond, la cual se compone de tres elementos. Según sus hallazgos, si estos elementos están ocurriendo simultáneamente es muy seguro que la persona se encuentre estresada.

Te animo a que te autoevalúes a través de los siguientes puntos si sospechas que has estado experimentando considerables niveles de estrés:

•Una respuesta fisiológica mensurable: Debe existir una respuesta de activación fisiológica ante el estrés y que, además, es evidente para otra persona. Entre los síntomas físicos comúnmente provocados por esta respuesta fisiológica, están los siguientes: habituales dolores de cabeza, tensión y dolor en los músculos, problemas de indigestión estomacal, molestias en el pecho, fatiga constante, problemas de sueño y elevada temperatura corporal.

Recuerda, si otras personas también han observado la presencia de varios de estos síntomas en ti seguramente el estrés te esté afectando.

¿Sabes reconocer el estrés en tu vida?

•Un deseo de evitar la situación: Percibes la fuente de estrés como aversiva. En este caso, si tuvieras la elección, seguramente preferirías no enfrentarte a esa situación que te genera tanto malestar. A veces puede haber un esfuerzo de tu parte para evitar dicho escenario, como cuando debes entregarle un reporte a tu jefe –situación que te resulta aversiva- y ocupas el tiempo destinado para completarlo en otras actividades. Esto puede provocar que tu nivel de estrés se intensifique y prolongue en el tiempo.

•Una sensación de pérdida de control: Sientes que no tienes control sobre la situación estresante. Entre más pérdida de control experimentas, más estresado te sientes. Esta sensación puede aparecer cuando no has podido establecer límites y/o prioridades entre tus responsabilidades o si no has logrado identificar los recursos que posees para resolver un problema.

Por otra parte, es importante que aprendas a reconocer los desencadenantes específicos de tu estrés, ya que esto te permitirá tomar acciones efectivas para regularlo. Para ello, puede resultarte muy útil monitorear tus niveles de estrés diariamente y llevar registro de los episodios más relevantes durante algunas semanas, hasta que seas capaz de reconocer patrones y características en común entre estos eventos.

Identificar a tiempo las manifestaciones del estrés es el primer paso.