Anuario Raza Polo Argentino Anuario2018 | Page 76

Los primeros galopes quedan a criterio del domador ya que no tienen influencia en el resultado final del proceso, durante el primer periodo se lo trabaja con bocado, pasando enseguida al filete levantador, siendo ésta embocadura de concepción norteamericana, de gran utilidad, siempre que se la use con prudencia. Algunas costumbres típicas de los domadores que conviene conocer para poderlas corregir, son, por ejemplo, el uso del cabestro, la atada a la pata, la monta a la asidera, todo esto hecho del lado de mon- tar, como también el uso del rebenque en la mano derecha, modalidades que traen como consecuencia caballos con tendencia a dar vueltas a un solo lado – “torcidos” o “corne- tas”-: por éstos motivos es importante que el domador tenga conocimientos de petisero, lo que evitará que se incurra en estos efectos durante la doma. 3- ADIESTRAMIENTO: Estará a cargo del pe- tisero. Este deberá enseñar a parar, cambiar de mano, y dar paso atrás. Taquearlo para que no se asuste del taco y de la bocha. Con una buena doma consideramos esta etapa re- lativamente corta, ya que un buen domador facilita el trabajo del petisero. 4- EL JUEGO: El jugador que monte caballos nuevos debe dedicarles cierto tiempo, con conocimiento de manejo y sobretodo gran dominio y energía, no perdonando errores que luego se transformaran en vicios: “Los picados de campo” en canchas chicas son de gran utilidad, ya que estos primeros parti- dos se juegan a poca velocidad, se da mucha vuelta y los periodos duran más tiempo, lo que permite corregir defectos. La primera temporada, que normalmente co- mienza entre los 3 años y medio y los 4, entre- 74 na al caballo en la función que deberá cumplir en el futuro. En la segunda temporada es ya un caballo jugador sin los inconvenientes de la primera, en que generalmente aparecen dolores musculares, sobrehuesos, etc. Con respecto al entrenamiento de los caballos una vez en juego, lo haremos vareando mañana y tarde, de tiro, al tranco y al trote, una hora y media o dos por día montando los pesados, pero cada animal debe ser tratado de acuerdo a sus características individuales. Se completa el adiestramiento jugándolos en prácticas. La alimentación básica se hace so- bre 7 kg. de avena distribuidos en dos racio- nes y 3kg. de pasto seco de alfalfa que se dan solamente por la noche. Consideramos que esta ración en los mo- mentos de juego intenso se excede en pro- teínas acarreando trastornos hepáticos por lo que estamos haciendo tanteos para balan- cearlo mejor. Terminada la temporada de polo es de gran utilidad soltar tres o cuatro meses al caballo a campo, a fin de eliminar cierta intoxicacio- nes propias de las raciones concentradas así como también todos los dolores provocados por las exigencias del juego. Es indispensable también desparasitar al ca- ballo una a dos veces por año, esto lo hará el veterinario por intermedio de sonda, para la dosificación justa. Es común en el yeguarizo la punta de muela por lo que se recomienda una revisión periódica para eliminarla, pues producen llagas que afectan el buen desem- peño del caballo de polo.