“Mi sistema de cría
es que de 4 a 5 años
yo me subo una vez
y los aprieto y sé
si sirven o no... o
al menos me equivoco
mucho menos”
La verdad es que ojalá pueda criar a través de
ella algo mejor, pero lo veo muy difícil. Estoy in-
tentando de todas maneras de lograr una muy
buena hija de ella, mi sueño sería con Storm Cat.
Me encantaría tener un padrillo de esa genética,
son dos Jefes de Raza, en Polo Dolfina Cuarte-
tera, y en SPC Storm Cat, eso me lo permitió el
clonaje.
¿En qué momento ya podés decir que esta
yegua sirve…?
—Yo crío un poco para todo ya a esta altura. Mi
idea ya no es sólo criar para mí porque tengo
muchos jugadores alrededor, ejemplo en La Do-
fina II, y a quienes mi lote B les anda y la idea
es generar muchos caballos que jueguen buen
polo.
En mi caso, a los cuatro años, una práctica hay
que jugarla fuerte. Para mí a esa edad el caballo
tiene que tener un chukker fuerte y si te funciona
bien, y si te contesta todas las preguntas en tu
mano, ahí ya lo empiezo a catalogar… Hay caba-
llos que son muy malos en doma y después ter-
minan siendo cracks y otros que son muy bue-
nos y son medio cagones y no llegan a ningún
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lado… he visto de todo. Creo que con una prác-
tica fuerte te das cuenta si sirve o no y ya vuelve
con el piloto con el sistema lento… pero vos ya
sabés que sirve. Mi sistema de cría es que de 4
a 5 años yo me subo una vez y los aprieto y sé
si sirven o no… o al menos me equivoco mucho
menos.
De cinco para seis años intento que jueguen
Tortugas, pero para llegar a eso tienen que
haber pasado dos temporadas largas de polo
tranquilo. Los aprieto durante un mes y vuelvo
a bajarles el ritmo. De hecho esta temporada pa-
sada jugué la Dolfina Roxy (Hanna Montana) en
Tortugas, con cinco años, la solté un mes y con
acuerdo de su dueño, Federico Farina, la volví a
entrenar y jugó la final de Palermo.
¿Cuál es el rol del piloto en tu proceso de he-
chura?
—Es como todo. Creo que el domador y el pilo-
to tienen que estar unidos. Así como el jugador
con el veterinario y el petisero, también tienen
que estar unidos. Es todo un conjunto de traba-
jo. Todo empieza con un proceso de imprinting
anterior para que al domador no se le golpeen
cuando los agarra. El domador tiene que hablar
con el piloto y todos tienen que trabajar en con-
junto. Cuando se une todo es cuando el prome-
dio de caballos empieza a mejorar. Es un equipo
que une bien las partes. En todos los procesos
es muy importante la sensibilidad, ahí marcan
las diferencias los buenos domadores, pilotos,
petiseros, y jugadores. Al caballo se lo siente en
el lomo, el que los siente, marca la diferencia.