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LA LECTURA EN NIÑOS Y JÓVENES
Por Laura Giussani*
Desde hace mucho tiempo, quienes estamos en contacto
con niños y jóvenes, padres, maestros, profesores y especialistas, nos venimos preguntando cómo hacer que los
chicos lean. Hablamos sobre la importancia de la lectura,
del vínculo con el libro, de los beneficios de la lectura,
pero a la hora de los hechos, sentimos que los chicos y
adolescentes leen poco, que usan Internet y la televisión
más que los libros.
Me gustaría partir de una pregunta: ¿Son solo los chicos
los que no leen? ¿Vivimos inmersos en una sociedad
lectora? ¿Qué pasa con nosotros, los adultos, a la hora de
preguntarnos por la lectura?
Creo que en realidad, el problema es un problema de
todos: los adultos leemos poco y, como consecuencia, la
sociedad entera, niños y jóvenes incluidos, no encuentran
el placer por la lectura.
El problema en cuestión puede tener algunas alternativas
posibles. La primera de ellas, y tal vez la más importante,
es que para formar un lector es siempre necesario que un
adulto acompañe ese proceso. ¿Qué quiere decir “acompañar”? Podemos decir que acompañar la formación de
un lector requiere de varios pasos:
•Poner en contacto con la palabra a los niños desde muy
temprano, casi diría desde que son bebés. Cantarles canciones de cuna, aquellas antiguas y tradicionales, como
el arrorró cuando son chiquitos, que pone en contacto a
los niños con el lenguaje poético.
•Contarles cuentos, hacer trabalenguas, jugar a las adivinanzas, cantarles las canciones tradicionales (“La farolera”, “La paloma blanca”, entre otras) también conecta a
los pequeños con los juegos del lenguaje, con el lenguaje
que no tiene otra función más que la palabra misma.
•Alrededor del segundo año de vida, comenzar a buscar libros, tomarnos el tiempo para leerles, para mostrarles las
imágenes, para que los chicos se acerquen a esos objetos
lo más tempranamente posible.
•Entre los tres y lo