¿Soñabas con ser músico?
No, cuando era chico tenía otros tipos de fantasías... Que
toques un instrumento no significa que seas roquero, mis
papás no creían en una proyección musical hasta que me
vieron en televisión.
¿Y en cuanto a artistas, quiénes te gustaban más?
A mí me gustaban los Beatles, Los Stone aunque eran
completamente diferentes. Los Beatles que eran más
prolijitos, eran para gustarle a las mamás de las chicas ,
estaban con trajecito, peinadito, cantando canciones de
amor.
Todo lo contrario a los Rolling Stone, que eran desprolijos, no les importaba a las mamás de las chicas, sino a
las chicas entonces uno escuchaba las canciones, eran
diferentes.
Y después vas eligiendo tu propio estilo, entonces es lo
que te diferencia de los otros.
¿A qué cantante te querías parecer?
Yo me ponía frente al espejo con un par de escobas,
trataba de buscar cómo era mi estilo y no lo encontraba…
pero estaba, todo esto no lo veía nadie porque si abrían
la puerta de mi cuarto me moría de vergüenza. Yo miraba
las típicas posiciones que eran las posiciones Elvis, las
posiciones Ramones abierto de piernas con el micrófono.
¿Tocás algún instrumento? Porque siempre te vemos
cantar
Sí , yo estudié guitarra con Walter Malosetti, es un guitarrista de jazz , papá de Javier Malosetti que es un músico
enorme de acá de Argentina y también, tenía toda la base
que traía de la escuela... Después de tocar mucho tuve
un problema en la falange. Y me dediqué al canto porque
un amigo mío que se llama Leo Satragno me dijo “Vos
tenés que cantar” . Así que agarré un micrófono y empecé
a cantar.
¿Cómo adoptaste el nombre Bahiano?
Es un apodo que viene ya de hace mucho tiempo, es que
yo cuando grabé mi primer disco en el año 87 ya todos mis
amigos me conocían como Bahiano, y en el momento de
poner en el disco los integrantes de la banda, yo dije:
¿En qué te inspirás para hacer tus canciones?
Muchas veces está la hoja en blanco, o sea estoy pensando qué pongo, qué digo, qué no digo.
La inspiración es un momento en el cual se produce un encuentro, como la llave que abre lo que está buscando. Las
canciones duran tres minutos y medio, y en tres minutos
y medio tenés que plantear algo con título, que a la gente
le guste y quede maravilloso, que la entienda todo el
mundo, que tengan palabras fáciles. Tenés que armar una
canción con palabras que la gente las repita, porque el
secreto de una canción es la repetición. Por ejemplo, “El
hombre de tu vida” tiene un estribillo que te dan ganas de
repetirlo. Obviamente las mejores canciones son las que
salen de principio a final.
La entrevista va llegando a su fin. El tiempo que nos dio
Bahiano fue mucho y es hora de ir redondeando dice alguien desde afuera. Ante este pedido, qué mejor pregunta
para ir al cierre que la siguiente... ¿Qué te gustaría que te
digan cuando llegues al cielo? Bahiano contesta convencido: ¡Bienvenido, te estábamos esperando!
Bahiano en 140 caracteres
¿Cuál es la palabra que más te gusta? Libertad.
¿Y la palabra que mejor te suena? Hipotálamo.
¿Y el sonido que menos te gusta? El sonido de la ye, o
(shhhh) cuando te dicen calllle (el shhh) no sé si es de
porteño o qué.
¿Y el sonido que más te gusta? Cuando ronca mi hijo
Santino.
¿Y el sonido musical que más te gusta? El de un bajo
bien tocado.
¿Qué trabajo no harías nunca? Trabajé de panadero,
vendiendo medicina prepaga, en una fábrica de heladeras... Me gusta trabajar. Creo que no trabajaría en el
subte, porque te hace mal a las vías respiratorias.
¿Qué pongo Fernando Hortal?... No, pongo como todos
mis amigos me conocen. Pero más allá de eso yo viajaba
mucho tiempo a Brasil y he estado en Salvador de Bahía.
Me pasaba algo con la música brasilera, con la cultura
negra, con todo lo que es rítmica.
¿Por qué te separaste de los PERICOS?
Es una historia bastante lejana, es como todo en la vida,
vos no vas a tener tu único trabajo, ojalá que tengas un
solo marido un solo novio. Pero cuando uno va creciendo
aparecen nuevos caminos y después están las decisiones.
Pericos para mí fue un lugar importantísimo donde
estar, donde disfrutar y donde hacer música pero llegó
un momento en que sentía que las ideas y caminos eran
diferentes, y cuando vos sentís eso tenés que dar un paso
al costado.
53