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SIN MIEDO A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS (TICS)
Por Nelba Quintana *
Un tema que reclama urgente atención en el ámbito
docente y en la sociedad en general es achicar la brecha
entre los nativos digitales (los jóvenes) y los inmigrantes
digitales (adultos) . Podemos definir brevemente a los
nativos digitales como aquellos que han nacido y crecido
durante la explosión de los avances tecnológicos de la
informática y la comunicación ocurridos a fines del siglo
pasado: teléfonos celulares, dispositivos móviles de
almacenamiento (MP3 y 4), cámaras digitales, computadoras e Internet. Los inmigrantes son los que nacieron
antes de todos estos avances.
Pero, dejando de lado la problemática terminológica y
conceptual, hablemos del sentimiento de inferioridad
que sienten algunos docentes y padres ante la destreza de
los nativos digitales en el manejo de los distintos dispositivos tecnológicos. Esta postura es equivocada y cabe
citar al filósofo francés Michel Serres para alejar este
temor: “La ciencia es lo que el padre enseña a su hijo y la
tecnología es lo que el hijo le enseña al padre.” El padre
es quien tiene la experiencia para acompañar al joven en
su desarrollo en la vida y el docente quien se ha formado - y sigue capacitándose - para guiar al alumno en su
proceso de aprendizaje. Por más que los jóvenes puedan
moverse en Internet como pez en el agua no quiere decir
que sepan muy bien para qué usarla, cómo comportarse o
los peligros que pueden encontrar en ella.
Los jóvenes usan la web principalmente para comunicarse
(chat, redes sociales) y entretenerse (jugar, escuchar
música, ver videos). Necesitan de los docentes para
aprender a procesar la gran cantidad de información que
ofrece Internet, adoptar una actitud crítica para poder
tomar de ella lo que sea válido para su formación y, en un
futuro, su trabajo.
La gran revolución de la web 2.0 tiene lugar por la posibilidad que le brinda al usuario para participar y publicar.
Cualquiera puede expresar lo que piensa y siente a través
de un blog o de las redes sociales. Nuevamente es el rol
del adulto ayudar al joven a desarrollar las capacidades
comunicacionales correctas en un mundo globalizado.
Finalmente cabe señalar que si los adultos pueden ser
engañados, ¡cuánto más los jóvenes! Personas con malas
intenciones se ocultan en el anonimato de un avatar
o una identidad falsa buscando niños y jóvenes que se
encuentran solos, tanto en la virtualidad como en la vida
real.
A modo de conclusión ante todo lo expuesto, cabe señalar
la necesidad de tomar conciencia de que no se puede
seguir dejando solos a los niños y los jóvenes en la web. Si
está mal abandonarlos en la calle ¿por qué hacerlo en el
ciberespacio? Es hora de que los adultos dejen de mirar
para otro lado como si no pasara nada. Si el adulto ha
creado toda esta parafernalia tecnológica debe hacerse
cargo del desafío de guiar a los jóvenes en cómo usarla
debidamente. No hay que ahogarse en el temor al cambio.
Existe la opción de tomar una perspectiva positiva y
considerar esta problemática como una oportunidad
para el acercamiento y el intercambio de saberes entre
generaciones.
* Profesora de Lengua y Literatura Inglesas (UNLP).
Coordina el área TIC de inglés de la Escuela de Lenguas de
la Universidad Nacional de La Plata y del Instituto Cultural
Argentino Británico local.
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