MILENKA GUTIERREZ PONCE
IV MEDIO A
PREMIO PASTORAL Y
PREMIO MARY WARD
Al momento de despedirme son muchas las emociones
que llegan a mi corazón, más aún cuando se trata de mi
segunda casa, mi colegio, el lugar que por 14 años me
entregó tanto en varios aspectos, ya sea, académicos,
culturales y por sobre todo valóricos, lo último con mayor
énfasis en nuestro día a día, donde pequeños gestos de
respeto y solidaridad mostraban lo hermoso de la iden-
tidad ISMA, esa identidad que se basa en los valores que
Mary Ward buscaba fomentar en nosotras, las alumnas, y
en todo aquel que forme parte de nuestra comunidad de
alguna u otra forma. Desde que llegué a formar parte del
jardín Mi Amigo Jesús se plantó en mi esa semilla de fe
que al pasar los años fue creciendo gracias a todo lo que
vivíamos, experiencias únicas que nos ayudaban a visuali-
zar a Dios en cada momento y lugar de nuestras vidas, en
cada persona y en cada realidad, actividades que serán
por siempre recordadas por quienes las aprovechamos
para dar y recibir las mejores sonrisas, junto con aprendi-
zajes que nos ayudaron a ser mas empáticas con los de-
más. En la pastoral desarrollé lo anterior con más fuerza,
compartiendo con mis compañeras ese carisma y ganas
de servir que todas tenemos pero que muchas veces no
encontramos el camino, ese camino lo encontré ahí, en
un grupo de alumnas que aprovecha cada oportunidad
que tienen de invitar al resto a formar parte del mensaje
de Dios con una alegría inmensa y mucha autenticidad.
Agradezco, de corazón a quienes formaron parte de este
equipo, que sigan siendo cada día más y mejores. Del
mismo modo, agradezco a mi colegio, por todo lo que
recibí, por el amor que me entregaron, a los directivos,
profesores, personal en general, a mi familia, quienes me
acompañaron en esta hermosa etapa.
Dios, me dio el mejor de los regalos, la oportunidad de
llevar la insignia del Instituto Santa María en mi pecho, al
lado de mi corazón, donde llevaré por siempre todo lo
aprendido y a todas las personas que dejaron su granito
de arena para ser quien soy ahora, una alumna integral.
Recibir el premio Mary Ward fue la mayor de las alegrías
y es reflejo de todo lo que he mencionado anteriormen-
te, donde el amor a lo que hago y a mi colegio fueron
el motor principal. Me siento preparada para comenzar
esta nueva etapa de mi vida, con la verdad, la justicia, la
libertad y la alegría, más presentes que nunca e invito a
todas las alumnas que junto a Dios y estos valores logren
lo fundamental en la vida, ser FELIZ.
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ANUARIO 2017 INSTITUTO SANTA MARIA ANTOFAGASTA