ANTÁRTIDA EXTRATERRESTRE - EL INCREÍBLE CONTACTO DE ROSALÍA Antártida Extraterrestre | Page 117
ANDREA VICTORIA CANO
dice: "¿Y sí luego hacen alguna transfugada con nuestros
pasaportes?" y le dice: "No, justamente ellos salen de aquí con
esa condición, que deben ir a donde nosotros le indiquemos y
luego deben quemar los pasaportes con ésa condición y
olvidarse que alguna vez vivieron, en Argentina no deben tener
contacto con sus familias, cambiarán totalmente de identidad,
piénsenlo muchachos" y los dejaron solos, la verdad es que fue un
momento dramático, Rosalía tenía allí a su hijo de 28 años y le habían
tocado las "fibras más sensibles”, volvió el señor y les dijo: "Nosotros
les daremos por escrito que se los robaron y ustedes pueden
sacar otro en Argentina y usted señora cuándo vaya a la
Argentina le diré a quién debe ver en "INTERPOL Argentina" . A
todo eso primero debían volver a la Embajada Argentina para completar
los documentos, con foto e impresión digital. Por fin Felipe aflojó.
Cuando por fin se decidió, a que fueran a la Embajada Argentina se
encontraron con que era viernes 17 de Agosto, día de "San Martín",
nunca se habían enojado tanto con "San Martín", o sea que hasta el
lunes todo estaba cerrado y ellos sin un peso. Rosalía tomó la afeitadora
eléctrica de Felipe y la llevaron al mercado negro, les dieron unos
cuantos pesos para poder comer.
Estuvieron el lunes en la Embajada Argentina, Felipe les pidió un par de
pasajes por tren, por colectivo o avión, para poder regresarse y ellos les
dijeron que ese no era el procedimiento, además que no estaban en
condiciones de hacerlo. En eso llega un empleado y le dice a Felipe:
"¿Cuánto dinero necesitan?" Felipe achicándose lo más posible le dice
"tanto" explicándole todas las maniobras que debían hacer para
regresar, incluyendo comida, el empleado dice: "Se los facilito por ese
gamulan que lleva puesto" Se quedaron helados, con el frio que
estaba haciendo, las cumbres estaban nevadas, pleno 20 de Agosto de
1974, hacía un frio de terror, en ese momento todo se nos hacía horrible.
Una persona de su propia embajada se aprovechaba de su desgracia,
haciendo negocio con su desesperación, era para no creerlo.
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