ANTÁRTIDA EXTRATERRESTRE - EL INCREÍBLE CONTACTO DE ROSALÍA Antártida Extraterrestre | Page 101

ANDREA VICTORIA CANO al suelo y rodaron prendidos del pelo porque ninguno quería soltar y en eso Rosalía escucha la vos de Felipe que le grita: "¿Qué hacés vieja, te volviste loca"? La voz venía de arriba y ella le dice: "¡Cómo! ¿Vos estás arriba?" y él le dice: "Si, hace tres meses" Rosalía: ¿Y cómo, y este? Felipe: "Dejá a ese gordo inmundo, mirá que voy a ser yo ese gordo, me suplantaron para que no te volvás loca". El tema es que recién Rosalía se daba cuenta que ese nunca podría ser su hijo, si era gordo, espantoso. Se imaginó que debió ser algo a imagen y semejanza de su hijo, ya que la voz era la de Felipe, sus dichos, sus modos y modales, su rutina. Pero a pesar de todo había algo que ella sospechaba, no tenía el mismo comportamiento, notaba que actuaba robóticamente. Y claro, si funcionaba conectado a un cordón umbilical a su hijo en algo se asemejaría. Después de varios años de ocurrido ese teatro, Rosalía notaba que cuando se peleaba con Felipe, él enseguida iba a hacer la pases, en cambio con "ese" era Rosalía la que aflojaba, ya que pasaban los días y él no aflojaba. Por lo cual se le hacía que ese "clonado" carecía de sentimientos, sensibilidad, que era automático de accionar. Lo soltó y la soltó, no hubo palabras. Así transcurrieron los meses, Rosalía sospechaba que al estar enterada ya no había razón de seguir con la farsa. Pero le dijo: "Yo sé que te van a venir a buscar, pero me van a tener que venir a buscar a mí también" así que no lo dejaba ni a sol ni a sombra, así es que se sentó en un sillón hamaca, que le había dado Felipe el cual siempre le decía: "Te voy a hacer un sillón como el de "Holocausto" un día se lo llevó pero tapizado en pana rosa". Se sentó a dos metros de la puerta de su pieza, él cerraba la puerta y Rosalía se la abría, así estuvieron dos días, es lo que soportó sin dormir, al tercer día tenía la certeza que era el día X, no supo en qué momento se durmió, solo supo que se despertó de golpe, y vio al "clon" en el suelo inconsciente, corrió hacía donde él y lo encontró caliente todavía y empezó a gritar: "No me dejés aquí" le tomó la muñeca izquierda, se la apretaba fuerte, Rosalía entonces a gritos llamó a la Doctora Marcela 101