Antología 2013 | Page 20

Cusi – Coyllur lloró y le rogó a su padre que acepte su matrimonio. De inmediato, las nodrizas la llevaron al templo y allí se quedó encerrada. La estrella alegre se apagaba lejos de su amado.

Ollanta sabía dónde estaba Cusi – Coyllr y fue a buscarla al palacio. Estaba decidido a llevársela lejos, cuando llegó al palacio, la joven ya no estaba allí. Y por más que buscó por todo el lugar, no la encontró, ni supo ninguna noticia de ella. Después, desesperado fue a buscarla con todo su ejército.

-Pachacutec ha demostrado ser un hombre injusto .Jamás aceptaré que intente gobernar mi corazón. Ha escondido a Cusi – Coyllur, sólo para separarnos. Y ha ordenado a sus soldados que me persigan. Les comunicó Ollanta a sus hombres y los invitó a que se unieran a él.

Los guerreros, que lo habían acompañado en muchas batallas, y lo consideraban un jefe justo y generoso, decidieron acompañarlo. Después, partieron hacia la selva. Ollanta los condujo a Urubamba, en donde esperaron al ejército del Inca.

Así, cada vez que el ejército de Pachacutec intentaba un ataque, los rebeldes comandados por Ollanta les arrojaban una lluvia de enormes piedras. De este modo, el ejército rebelde mantuvo la pelea con los enviados del Inca durante 10 años, en esos 10 años en los que Ollanta alimentó su rencor y en los que lloró por Cusi – Coyllur, de quien no volvió a tener noticias.

Durante ese tiempo Cusi – Coyllur sufrió mucho. La pobre princesa no supo nada de Ollanta. Su tristeza crecía cuando pensaba que Ollanta había muerto. Pero su corazón le decía que eso no había sucedido y su única felicidad era su hija Ima -Sumac su nombre significaba “Que bonita”.

Después de tanto tiempo, tanta guerra y sufrimiento, todo se reacomodó y Ollanta se reencontró con su hija y su esposa y el Inca supo aceptar ese matrimonio y todos vivieron felices.