Nº 16
ABRIL 2018
ANAWIM
Los “Anawim” son los pobres
de Yahvéh, los últimos, los que
no tienen voz, cuya esperanza
es el Señor de la Libertad
«SAL DE TU TIERRA Y VE AL LUGAR QUE YO TE MOSTRARÉ»:
LAS PERIFERIAS
IGLESIA
Manifestamos desde esta publi-
cación nuestra comunión con la
Iglesia
NO LUCRO
El periódico es gratuito. Se ad-
miten donativos para su conti-
nuidad
PERIODICIDAD
La que Dios quiera
NO PROPIEDAD
Por supuesto está permitida la
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los artículos.
Por favor, subidlos a Internet,
fotocopiadlos, difundidlo, com-
partidlo, etc.
Respetad nuestro espíritu, por
favor
ECOLOGÍA
Por nuestra hermana Madre
Tierra y por muchos de nuestros
hermanos árboles que son tala-
dos innecesariamente, esta re-
vista se imprime en papel reci-
clado
CONTACTO
Para colaborar, hablar con no-
sotros, escribir, etc, podéis diri-
giros a Juan o Gerardo:
[email protected]
R esurrección. Vida nueva regalada que desde su
plenitud nos arrastra y nos hace vivir en una
tensión que no es de este mundo. Los destellos
de bondad, la permisión del mal, nuestra debili-
dad, nuestras negaciones y nuestras respues-
tas… converso todo en estímulo para un amor
preñado de locuras. Vida nueva, la de Jesucristo
en nosotros y en cualquiera que se deje mover
por el Espíritu, que lo trastoca todo: ya no vale lo
que el mundo estima valioso y, por el contrario,
contemplamos con estupor lo que Dios nos
muestra valioso: las periferias como vocación
universal. Servir y vivir con y para los sufrien-
tes, los empobrecidos, los despreciados, los
oprimidos… no es carisma particular. Error fre-
cuente y signo de decadencia el pensar, entre
cristianos, que ese servicio y esa vida es cosa de
algunos, una pastoral especial. No. La pastoral
universitaria, la familiar, la juvenil, la de la salud,
la obrera (allá donde esté), la educativa… si no
conduce hasta los hermanos últimos, muere en
su espíritu. Si los estudiantes o las familias más
o menos acomodados no son conducidos a las
periferias se alimentan modos de vida asegura-
dos, egoísmos e indiferencias sin siquiera
conciencia de ello. Los pobres mismos
están llamados a participar de ese don
universal… Un monseñor Kozal, que muere
de hambre en un campo de concentración
por dar su comida a sus hermanos ham-
brientos… Un liberado de las adicciones
que se convierte en soporte de los herma-
nos que siguen caídos… Un oprimido que
no lucha por «sus» derechos sino por los
derechos negados a sus hijos, a sus veci-
nos, a sus compañeros…y aún por el dere-
cho de los opresores a conocer la verdad
y ser liberados de su pecado… Ritmos
diversos, modos diversos, terrenos diver-
sos; temores, inseguridad, desorientación
a la hora de comenzar… nada de esto es
obstáculo para Dios sino ocasión de de-
rramar su gracia… Y el campo es inmen-
so… Ancianos abandonados, discapacita-
dos físicos y psíquicos en casas, en cen-
tros, en la calle; personas sin techo,
toxicómanos y adictos, mujeres vejadas y
explotadas y vendidas, marginados y gru-
pos étnicos despreciados, chabolistas,
inmigrantes, refugiados, niños maltrata-
dos, abandonados, madres tentadas a
abortar, presos y sus familias… Mucho
más, campo inmenso para enamorados. Es
cuestión de pedirlo a Dios porque es rega-
lo de la vida nueva y no es carisma parti-
cular. Dios ama a todos y a todos conduce
a la gloria opaca de las periferias. Au re-
voir: nos vemos, no en McDonald sino en el
barro.
LES SUPLICO, LES RUEGO, LES ORDENO EN NOMBRE DE DIOS: CESE LA REPRESIÓN
- BEATO MONSEÑOR OSCAR ROMERO - (AL EJÉRCITO Y LA POLICÍA)