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80 JOSÉ APOLINAR ZAPATA AGUILAR l PABLO PÉREZ AKAKI La gobernanza en la cadena de la denominación de origen del chile habanero se cultiva y comercializa dicho bien. Sin embargo, no se ha observado que dicha Denominación de Origen genere el impacto significativo en la cadena productiva, lo cual compromete el logro esperado y su viabilidad como estrategia para el desarrollo. Para entender las causas de estos resultados, el presente estudio evalúa la dimensión de gobernanza prevaleciente en la cadena productiva del chile habanero, a partir de la metodología propuesta por Gary Gereffi, para el estudio de cadenas globales de mercancías, identificando las principales áreas de oportunidad existentes en la producción y comercialización de esta hortaliza. Introducción La agricultura es una actividad sujeta a diversos factores, tanto naturales como humanos, donde los primeros quedan fuera del control del hombre y los segundos dependen de su conocimiento y experiencia, no obstante, de la vinculación armónica de los factores antes mencionados, dependen las buenas decisiones en materia de cultivos. La historia económica y comercial de la humanidad ha dado lugar al establecimiento físico de artesanos en lugares específicos, por la cercanía a sus materias primas y condiciones medioambientales necesarias para la elaboración de sus productos, lo que ha generado la necesidad de individualizarlos con marcas colectivas, siendo dichas marcas con frecuencia propiedad del conjunto de personas de una misma ciudad o región. Sin embargo, la individualización de los productos, respaldada por una DO por sí misma no es suficiente, sin hacerse acompañar de mecanismos claros que permitan regular los conflictos entre aquellos que afirman tener el derecho de uso, por las condiciones medioambientales de la región, el suelo y las formas de cultivar los productos o fabricarlos, y quienes se aprovechan, sin derecho alguno, de las denominaciones, para su propio bien (García, 2001:2). La autorización de las DO la realizan las oficinas de propiedad industrial en casi todos los países y su registro se lleva a cabo a través de un procedimiento administrativo similar a las marcas, donde la autoridad competente concede las DO y autoriza las características que debe tener el producto que puede ser identificado como tal (Road, 2001:2). En México esta tarea la realiza el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), órgano público descentralizado del Gobierno Federal con personalidad y patrimonio propio y con la autoridad legal para administrar el sistema de propiedad industrial del país.