AMER Mexico Rural Tomo VI AMER Mexico Rural Tomo VI | Page 134

CARLOS MORALES TRONCOSO Indicaciones geográficas y marcas colectivas: el caso de las frutas mexicanas de las economías, que se manifiesta con la creciente presencia de frutos importados en los mercados de México 4 , y, del otro lado, entusiasmados por algunos exitosos y bien conocidos ejemplos tanto en México como en otros países, algunos de ellos suponen que obtener una denominación de origen (DO) es la respuesta a su inquietud por obtener protección para seguir desarrollando positivamente su actividad, obteniendo ventajas y beneficios sobre sus competidores; entre otros, consiguiendo reputación en el mercado, aumentando sus precios y obteniendo más apoyos por parte de las autoridades. Así, se tiene evidencia empírica de los intentos que algunos productores del campo han emprendido para monopolizar, mediante el debido registro ante el IMPI del derecho de uso exclusivo de marcas o denominaciones, el uso de nombres comunes o usuales, tales como mole, guacamole o nopal; y, en ocasiones, asociando dichos apelativos a una indicación de procedencia: queso Oaxaca, fresa de Zamora, aguacate de Michoacán, queso Chihuahua o chile poblano. Pero el camino de las DO es muy útil cuando, en efecto, los consumidores, sean éstos mexicanos o extranjeros, reconocen en ese signo distintivo, una cierta tradición, apego a técnicas definidas de siembra y/o cultivo y un prestigio ya ganado; cuando no es éste el caso, la DO, por sí misma, no puede tener efectos positivos en el corto plazo, siendo indispensable invertir tiempo y recursos para acreditarla a nivel internacional, demostrando que dicho sello representa un valor adicional frente a otros productos similares. En cambio, la creación y registro de una MC cuya legítima obtención sólo puede ser a favor de una asociación o sociedad de productores, comerciantes o prestadores de servicio, representa un camino alternativo que ha probado sus méritos en múltiples ejemplos en Francia, Italia y España, por señalar algunos casos. Entre los evidentes beneficios de una MC están: la debida identificación de la organización titular de la misma, así como la de sus productos y sus asociados; la distinción de uno o más rasgos comunes de productos originarios de diferentes productores o empresas que utilizan las MC bajo el control de la colectividad; la implícita capacidad de los productores para organizarse y auto-regularse en beneficio del bien común (IMPI, Ochoa, Daniel, 2009). Es evidente que todo lo anterior suena seductor pero la experiencia mexicana ha demostrado que no basta con crear y registrar una MC; a pesar Considérese, por ejemplo, las cerezas, kiwis y uvas de Chile, las nueces, avellanas y castañas de España así como las manzanas y peras de los EEUU. 4 127