AMER Mexico Rural Tomo VI AMER Mexico Rural Tomo VI | Page 110
GERARDO TORRES SALCIDO
l
l DAVID AARÓN MORALES CÓRDOVA
VÍCTOR MANUEL VELÁZQUEZ DURÁN
Gobernanza territorial e innovación social en las áreas rurales. Dos estudios de caso
y en aquellas que complementan el ingreso del hogar, tales como la atención
al turismo, la elaboración de artesanías, etcétera.
A partir de estos nuevos fenómenos en las áreas rurales, también se ha
notado la emergencia de múltiples actores con intereses heterogéneos que han
afectado y trastocado las nociones de proximidad –social y organizacional- y
por ende, la confianza. De esta manera, la gobernación de los territorios en su
especificidad y en sus múltiples escalas (Brenner y Rosales, 2015) ha colocado
estos dos factores como una prioridad para el desarrollo y el medioambiente.
La gobernanza territorial sería en este sentido, la promoción de acuerdos y
convenciones en un espacio dado para lograr objetivos comunes, mediante la
construcción o reconstrucción de lazos de confianza a múltiples escalas. Para
conseguirlos, André Torre y Jean Baptiste Traversac definen la gobernanza
territorial como un enfoque que permite:
1. Favorecer el establecimiento de proyectos de desarrollo territorial.
2. Contribuir al diseño de amplios esquemas de consulta.
3. Facilitar la coordinación de grupos de actores heterogéneos con distintos
y hasta encontrados intereses.
4. Limitar la emigración o la salida del territorio de personas con ciertos
perfiles.
5. Evitar confrontaciones estériles.
6. Decidir los senderos del desarrollo.
Un enfoque de gobernanza territorial puede constituir una innovación
en la gestión pública y social, ya que supone procesos significativos para
ampliar la competitividad territorial y estimular los entornos de mejoramiento
tecnológico. Sin embargo, la reforma tecnológica de un producto o un proceso
no es en sí misma innovación, y mucho menos, innovación social. Cualquier
mejoramiento debe difundirse, apropiarse y desarrollarse por los múltiples
actores territoriales como condición necesaria para la innovación. Sin embargo,
tampoco responde necesariamente a una transferencia tecnológica, que de
manera clásica se efectúe como una relación lineal entre la academia, la
industria y la sociedad. Es ante todo, un proceso definido por la interacción
de los actores en un espacio y un tiempo dados. Esta última afirmación, puesta
en una perspectiva de horizontalidad, coloca a las instituciones de educación
superior e investigación como actores importantes del proceso, pero no
necesariamente preponderantes.
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