Agenda Cultural UdeA - Año 2006 ABRIL | Page 8

ISBN 0124-0854 Nº 120 Abril de 2006 entregado como falso legado, ayudan a conformar una vertiente enriquecedora para la poesía colombiana. De noche las estrellas murmuran: somos hojas de celestes follajes, y en acordados ritmos cada hoja se mece al son de alguna estrella, De otra parte, por primera vez el país geográfico, nuestro entorno, deja de tener en el poema un sesgo nacionalista, un rango patriotero, para hacernos ver la tierra de todos y de nadie: En estos cielos vivos de las tierras de nadie hay tanto vuelo ágil, tanta pluma irisada, Oíd el canto dulce de las tierras de nadie. Tanta belleza es cierta, viva, sensual, sencilla, que es como si esta tierra fuera tierra de aves. no obstante todo aquí habla de otras tierras más dulces, todo aquí es presencias y hablas de maravilla. Cielos abandonados a las nubes y al vuelo melodías de alas que en el trino las abren, Dispútanse las hojas cada cual susurrando tener un más hermoso país ignoto y verde, y las nubes, se dicen, sedosas resbalando: aún más bello y dulce otro país existe. Tierras, tierras de nadie, oh tierras sin caminos Y unas aguas oscuras que casi no se escuchan pretenden que su vago país aún más dichoso es, que los ilusorios países de la nube. ¡Oh presencias aquí de arrulladas orillas! que aún no oís el ritmo de la humana tonada, la dulce y suave y honda tonada de las bocas rojas, la flecha leve que ató toda distancia. (“Tierras de nadie”) El tema del paisaje virgen, donde no y a las algarabías vegetales que llaman las lentas nubes blancas de las tierras de nadie. que es como si los pájaros fueran aquí más libres, en estos cielos vivos de las tierras de nadie.