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El asesino más letal de la historia

La peste negra o muerte negra fue una pandemia de peste bubónica que asoló al continente europeo a mediados del siglo XIV y que, según diversas fuentes, cobró entre 75 y 200 millones de vida

Por el número de víctimas mortales es considerada la mayor catástrofe en la historia de la humanidad, por encima de la Segunda Guerra Mundial –en la en la que se estima murieron entre 55 y 70 millones de personas–, y las hambrunas durante el régimen de Mao Zedong en China que provocaron 70 millones de decesos.

La peste bubónica es una infección bacteriana causada por el bacilo Yersinia pestis que provoca la aparición de bubones (hinchazón de los ganglios linfáticos) en la epidermis y puede generar convulsiones, delirios y hematemesis (expulsión de vómito con sangre). Si no es atendida de inmediato, esta infección puede ser mortal.

La peste es transmitida por la pulga Xenopsylla cheopis o pulga de la rata oriental, la cual, al ser infectada, sufre un bloqueo abdominal que le impide tragar. Como consecuencia, cuando intenta alimentarse, regurgita sobre la herida del huésped, transmitiéndole la infección.

Se cree que la peste negra tuvo su origen en el norte de China. Los primeros reportes relatan un brote en la provincia de Hebei en el año de 1334 que causó la muerte de cinco millones de personas. Aprovechando la Ruta de la Seda, que tenía su punto más oriental precisamente en dicha provincia, la infección logró expandirse con mucha rapidez. En el año de 1346 llegó a la ciudad de Caffa (actual Feodosia), que entonces era una colonia Genovesa. Los comerciantes de esa ciudad la llevaron consigo a la isla de Sicilia en 1347 y a partir de ese momento comenzó a esparcirse por Europa.

Los efectos de esta catástrofe no se limitaron al número de víctimas. Como apunta el economista Daron Acemoglu, la llegada de la peste “sacudió violentamente los cimientos del orden feudal”. En ese tiempo, la organización de Europa consistía en una relación jerárquica que situaba al rey a la cabeza, seguido de los señores feudales y en último lugar los campesinos, quienes a cambio del uso de la tierra y la protección de los señores trabajaban en condiciones precarias y en muchos casos sin remuneración.

Tras el paso de la peste por Inglaterra, la enorme escasez de mano de obra animó a los campesinos sobrevivientes a exigir que cambiaran las cosas, amenazando con abandonar sus puestos si no se les brindaban mejores condiciones de vida. En 1381, a través de la “Rebelión de Wat Tyler”, los campesinos consiguieron que se reformara el sistema feudal en Inglaterra. Además de mejorar su nivel de vida, los derechos que conquistaron durante ésta y otras revueltas sentaron las bases para la construcción de una economía de mercado.

Lo que hizo de la peste negra una epidemia tan devastadora no fue sólo la rapidez y facilidad con que se transmite, sino su uso como arma biológica. Se cree que Europa podría haberse salvado de la peste de no ser por las tácticas de guerra del ejército mongol que, durante la toma de Caffa –aquella ciudad costera de donde partieron los comerciantes infectados hacia Sicilia en 1347– utilizó cuerpos infectados como instrumento de guerra, catapultándolos hacia el interior de la ciudad.

Actualmente, a pesar de que la peste puede ser controlada con relativa facilidad usando antibióticos, aún se reportan 3 mil casos cada año ante la Organización Mundial de la Salud. Dada la naturaleza del ser humano, solo es cuestión de tiempo antes de que nuevamente se le utilice como arma, poniendo en riesgo la vida de millones de personas en todo el mundo.

Tomado de: Cultura Colectiva

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