25 años de la Condesa Eylo I | Page 99

La mayoría de las personas que sucumbían al desayuno lo consideraban una práctica débil. Las cenas a altas horas de la noche y los banquetes en los que solía haber considerables cantidades de alcohol eran considerados inmorales. Se los asociaba con vicios tales como la apuesta, el lenguaje soez, la bebida... lo que no impedía que incluso miembros importantes de la Iglesia celebraran este tipo de banquetes. Las comidas de rango menor y los aperitivos eran muy comunes (a pesar de no estar bien vistos por la Iglesia), de esta forma los trabajadores recibían el permiso de sus patronos para la compra de comida para ingerir durante las paradas de trabajo.

Los mendigos se disputaban las sobras de los ricos con los perros debajo de las mesas.

Los más ricos tenían platos de estaño. Ciertos alimentos oxidaban el material y hacían que mucha gente muriese envenenada que, unida a la falta de higiene de la época se hacía muy frecuente. Los tomates, que eran ácidos y provocaban este efecto fueron considerados tóxicos durante mucho tiempo. En los vasos ocurría lo mismo donde, al contacto con whisky o cerveza hacia que la gente entrara en un estado narcolépsico producido tanto por la bebida como por el estaño.

Entre los siglos XI y XIII la mejora del cultivo de los campos y la roturación de las tierras antes sin cultivar posibilitó el auge de las ciudades y el crecimiento de la población.

La crisis alimentaria a partir de la segunda mitad del siglo XIV junto con las enfermedades como la peste y las guerras hicieron descender el número de habitantes entre un 30 y un 60 %.