25 años de la Condesa Eylo I | Page 92

Capítulo XIV

La liga de debate: El arte de hablar

La utilidad de las palabras

Juan Ramón Jiménez decía que las palabras eran una vestidura y nuestro objetivo era llegar al desnudo. De ese modo, y dando rienda suelta a mi interpretación, podría explicarse por qué un francés se estremece de la misma forma cuando escucha la palabra amour que un británico cuando le declaran su love. Ambos utilizan un sonido diferente, curtido por el desgaste del tiempo y la distancia, para designar un mismo cosquilleo verdaderamente indescriptible y posiblemente más relacionado con la química de nuestro organismo, que con la lingüística.

Ante esta teoría del padre de la poesía pura, sin duda alguna se opondría mi abuelo. Padre de mi padre, que al menos para mí, no es cosa menor. Habiendo muerto cuando yo apenas tenía diez años, soy perfectamente capaz de recordar a aquel viejo con boina y voz de sabio sentado frente al televisor, mojando galletas en un vaso de agua y tratando de refutar (sin saberlo) a todo un premio nobel. “Jamás entenderé por qué los gabachos llaman al agua l’eau, si el agua es agua y nada más”, sentenciaba casi enfadado y avalado por la seguridad de la experiencia.