2015 Spanish | Page 7

El Llanto de una Huérfana Unos días atrás, una señora en sus sesentas con un cuerpo muy pequeño vino a mi oficina y bañada en lágrimas me dijo: me quede huérfana después de la guerra de Corea. No puedo recordar mucho porque era muy pequeña. Cuando miraba tantos niños admitidos en el orfanatorio porque vagaban en las calles sin padres yo asumí que yo era una de ellos. La vida en el orfanatorio era dura y solitaria pasaba mucha hambre. Nunca tuve una buena comida que satisficiera mi apetito. Además, había mucho trabajo que hacer como limpiar, lavar ropa y trabajo en el campo. Mi deseo era comer lo suficiente, dormir hasta tarde y tener un día libre. Mientras reflexionaba en su vida pasada, corría un rio de lágrimas hasta que finalmente dejó ir ese sufrimiento. Continuo diciendo “Cuando mandamos fotos a los Estados Unidos de América ellos mandaron muchos recursos. Sin embargo solo los hijos del director del orfanato asistían a escuelas de prestigió, vivían en una casa lujosa pero nada de esta ayuda llegaba al orfanatorio.” “Me preguntaba que pasaba con toda esta ayuda, y más tarde me di cuenta que el director había vendido todos los materiales y usaba el dinero solo para su familia. ¿Sin embargo si no hubiese vivido en este orfanatorio en ese tiempo, podría estar aquí ahora?” Ella tenía una sonrisa de amargura cuando compartía esta historia con nosotros. Nuestro Centro Misionero estaba enfrentando algunas situaciones mientras buscábamos la guía del Espíritu Santo en cuanto a decidir la ayuda a un orfanatorio. Especialmente cuando escuchábamos tantas veces historias negativas de los orfanatorios en Corea que estaban establecidos por los Unidos de América después de la guerra de Corea. Algunas Una Huérfana de Corea del Sur veces pedimos reportes completos y detallados e incluso una persona designada confirmaba la información. También hacíamos preguntas a los niños del orfanatorios. Pero un día el Señor nos trajo a una realidad: que el cuidado de los huérfanos no era el trabajo del Centro de Misiones sino que era el trabajo de Dios. “Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada. Dios hace habitar en familia a los desamparados; Saca a los cautivos a prosperidad; Más los rebeldes habitan en tierra seca.” Salmos 68: 5-6 Dios nos ha hecho entender que todos incluso nuestro Centro de Misiones, el Director y los empleados del orfanatorio, así como los patrocinadores que están dando con un corazón de misericordia están siendo socios del trabajo de nuestro padre Dios. Desde entonces, nuestro enfoque ha sido construir un altar de oración. “¡Dejemos que nuestro corazones sean como el corazón de Dios hacia estos huérfanos que Dios está cuidando en todo tiempo!” “Es solo por la misericordia de Dios que puedo estar en este lugar.” Así como la confesión de esta señora, nuestro Dios está buscando incansablemente a los huérfanos físicos y espirituales. ¿Le gustaría ser parte y socio de la fidelidad y amor de Dios? www.coj.org 7