2 Generaciones Número 5 | Page 28

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Tu vida como un Arte

En el transcurso de nuestra vida, pocas veces pensamos en desarrollarla como si ésta fuera la creación de algo maravilloso. Simplemente vivimos el día a día con lo que se va presentando.

No pasa un instante en que todo se agolpe con sus circunstancias y estemos muy ocupados en pagar el alquiler, la hipoteca, el carro, las tarjetas de crédito, el viaje o los alimentos. Esto consume la mayor parte de nuestra energía, de ahí que estemos con un agotamiento constante.

Cuando quitamos los lazos que nos tienen atados, podemos descubrir una infinidad de cosas como el relato que transcribo a continuación.

LA HISTORIA DEL CARPINTERO

Había una vez un viejo carpintero que, cansado ya de tanto trabajar, estaba listo para retirarse y dedicarle tiempo a su familia. Así, se lo comunicó a su jefe y, aunque iba a faltarle su salario, necesitaba retirarse y estar con su familia: de alguna forma sobrevivirían.

Al contratista le entristeció mucho la noticia de que su mejor carpintero se retirara y le pidió el favor que le construyera una casa más antes de retirarse.

El carpintero aceptó la proposición del jefe y empezó la construcción de su última casa, pero a medida que pasaba el tiempo, se dio cuenta de que su corazón no estaba de lleno en el trabajo.

Arrepentido de haberle dicho que sí a su jefe, el carpintero no puso el esfuerzo y la dedicación que siempre ponía cuando construía una casa y la construyó con materiales de calidad inferior.

Ésa era, según él, una manera muy desafortunada de terminar una excelente carreara, a la cual le había dedicado la mayor parte de su vida. Cuando el carpintero terminó su trabajo el contratista vino a inspeccionar la casa. Al terminar la inspección le dio la llave de la casa al carpintero y le dijo: “Ésta es tu casa, mi regalo para ti y tu familia por tanto años de buen servicio”.

El carpintero sintió que el mundo se le iba… Grande fue la vergüenza que sintió al recibir la llave de la casa, su casa. Si tan sólo hubiese sabido que estaba construyendo su propia casa, lo hubiese hecho todo de una manera diferente.

Así también pasa con nosotros. A diario construimos relaciones en nuestras vidas, y en muchas ocasiones ponemos el menor esfuerzo posible para hacer que esa relación progrese. Entonces, con el tiempo, es cuando nos damos cuenta de la necesidad que tenemos de esa relación. Si lo pudiésemos hacer de nuevo, lo haríamos totalmente diferente. Pero no podemos regresar.

Tú eres el carpintero. Cada día martillas un clavo, pones una puerta, o eriges una pared. Alguien, una vez dijo: “La vida es un proyecto que haces tú mismo. Tus actitudes y las selecciones que haces hoy construyen la casa en la cual vivirás mañana”.

¡Construye sabiamente! Recuerda: trabaja como si no necesitaras dinero, ama como si nunca te hubiesen herido, baila, como si nadie te estuviera observando…

Anónimo