2 Generaciones Número 5 | Page 25

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Pakyto Marquez - En el paraíso

Antes de que Dios existiera y a tía Eva la engañara una vieja serpiente para comer una roja manzana como a Blancanieves, vivía en el Paraíso la hermosa Cultura, que iba cantando y haciendo todo tipo de trastadas: pintaba en las paredes de las cuevas, escribía poesía en las hojas de los árboles e imitaba los movimientos de todos los animales.

En esas estaba Cultura cuando de repente pasó por delante suyo un mozalbete, que nada tiene que ver con Adán, y se quedó con la copla, pues Cultura estaba cantando. El muchacho se quedó enamorado, memorizó la canción y empezó a repetir por todo el Paraíso esa tonadilla enganchosa. Los pajarillos se morían de envidia porque las notas y las letras, de las cuales los pájaros no podían presumir, superaban con creces sus trinos.

Otro día Cultura andaba desnuda tomando un baño, al verla el muchacho se quedó espasmoenfrascoalterado con tal visión y con un trozo de barro que estaba en la orilla hizo una replica perfecta e incluso mejor, porque ya se sabe que el amor es pura idealización. Años más tarde el tal Diós copió la idea para hacer a Adán, pero ese es otro cuento que todos conocemos.

Tan enamorado estaba el joven que repitió mil veces la figura, y tan concentrado estaba en esa tarea que ni cuenta se dio que lo que hacia espasmoenfrascoalteraba a todos los que lo veían, y nacía en ellos la voluntad de poseer aquello. Entonces le preguntaron que era y el contesto:

-Es Cultura.

Matemáticas, bisabuelo tercero de don Dinero, se percató que aquello tenía un valor y supo ver rápidamente que el joven había descubierto algo nuevo, entonces le preguntó como se llamaba:

-Es Cultura.

-No, ¿tú cómo te llamas?

-Artemio

Era un nombre demasiado largo, sin gancho, si tío Matemáticas quería ser su representante en el Paraíso necesitaba un nombre más corto y pegadizo. Matemáticas llamó a su hija Resta y le dijo:

-Tu que sabes quitar lo que sobra ayúdame a buscar un nombre para este joven.

Poco pensó la Resta y rápido llegó el nombre.

-Que se llame Arte, pues lo que hace ya no es suyo, quiero decir que no es de él, o sea que le sobra el mio.

Y así fue como con la visión de la Cultura nació el Arte, con ayuda de Mátematicas un viejo con mucho tino.

Y Serafín Serafino este cuento llega a su destino.