2 Generaciones Número 5 | Page 22

Daniel Landa

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en su furgoneta, confieso que respiré aliviado. La tensión de lo prohibido y los susurros constantes resultaban incómodos pero al mismo tiempo sentimos que acabábamos de asistir a una realidad auténtica. Pocas veces, a lo largo de nuestro viaje habíamos visto una exhibición cultural ta genuina.

Para despejar la claustrofobia de las iglesias, Fabio nos había propuesto un paisaje verde de paredes altísimas. Volvimos a la rutina del coche para alcanzar un nuevo embarcadero. No me entusiasmaba recorrer el enésimo río en lancha pero confiaba en el criterio de Fabio. Durante los primeros kilómetros del recorrido los buitres nos observaban desde las ramas de la orilla.

El río Grijalba no se adentraba en las selvas o los manglares y quizá por eso ninguno de nosotros esperaba ver un cocodrilo de tres metros y medio apostado sobre un tronco. Aquello empezó a cobrar interés. Pero más allá de la fauna lo que hacía salvaje a aquel río era el Cañón del Sumidero.

Casi de repente desaparecieron las orillas y en su lugar surgieron las paredes de un desfiladero asombroso. Algunas de aquellas murallas superaban los mil metros de alto. La verticalidad nos hacía inclinar la cabeza y me asaltó una sensación de vértigo invertido. Los paracaidistas más temerarios han buscado nuevos desafíos desde esas cumbres verdes que sobrevolaban los pájaros, como puntos en el cielo. El escudo de Chiapas representa uno de los tramos del cañón y no es de extrañar que este paraje se haya convertido en un símbolo. Las montañas custodiaban el río de tal forma que parecía que iban a acabar cayéndonos encima. Sus proporciones nos empequeñecían.

El desfiladero se abrió por fin dejando entrar los rayos de sol a una laguna. Allí se ha levantado un parque ecoturístico donde el visitante disfruta de un almuerzo picante mirando un paisaje similar al de los fiordos noruegos, pero en este rincón de Chiapas se podía dar de comer a los tucanes o ver enjaulado al jaguar. Hubiera preferido contemplar al felino en sus bosques pero aún detrás de los barrotes seguía siendo un jaguar.