15M Valladolid (Mayo 2014) | Page 20

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De expectativas a procesos colectivos

Patricia Horillo

Cuando somos pequeños y nos pre-guntan eso de «¿Qué quieres ser de ma-yor?», nuestra respuesta no debería condicionarnos ni obligarnos a llevar un camino determinado. Tampoco es bue-no que familiares y amigos depositen en nosotros sus expectativas, convir-tiéndonos en la proyección de sus propias frustraciones. Nunca debería-mos ser lo que los demás quieran que seamos. Más bien, lo contrario: debería-mos poder decidir a cada paso qué rum-bo tomar...

Esta reflexión viene a colación de una pregunta que escucho de forma repe-tida en todo tipo de foros y conversacio-nes: «¿Qué va a hacer el 15M?». Y, lo cu-rioso, es que esperan una respuesta úni-ca, como si fuera posible darla. Al pare-cer, ocurre algo similar entre la cuesti-ón que se nos plantea de niños y la que se le hace a eso que llamamos el movi-miento 15M: se le exigen respuestas y se depositan todo tipo de expectativas. La diferencia es que detrás del 15M hay muchas personas, que se organizan de forma orgánica, y todas y cada una de ellas tienen sus propias respuestas sobre lo que 'hay que hacer' y 'cómo hay que hacerlo'. Con lo que la pregunta no tiene sentido.

El 15M como salvador

Según nació el 15 de mayo de 2011, este despertar ciudadano se convirtió en un actor político importante pese a los primeros impulsos de los grandes medios por invisivilizarlo. Y, lo que ini-cialmente fue algo que generaba des-concierto, se convirtió para muchas per-sonas en un perverso objeto de deseo: el 15M debía ser, poco menos, que un superhéroe que solucionara los proble-mas del mundo. La búsqueda constante de líderes en el movimiento, propios de las estructuras tradicionales de poder, también ha traído de cabeza a muchos periodistas, en su deseo de identificar

al 15M y que su trabajo resultara más fácil, y a las personas que siguen dese-ando que sean otros los que marquen la línea a seguir y decidan por ellas.

Está por cumplirse su segundo aniver-sario y resulta curioso que haya todavía quien piense que lo que no se ha trans-formado en estas últimas décadas des-de la fallida Transición, tenga que ser 'resuelto' en menos de dos años. Esa postura de exigencia hacia el 15M se manifiesta al reclamar los cambios a los demás y nunca incluyéndose a uno mis-mo en el proceso: «¿Por qué no montáis un partido político?», «¿Dónde esta-bais cuando se hizo la reforma labo-ral?», «Por vuestra culpa la gente no ha ido a votar», «¿Por qué dejasteis que ganara el Partido Popular?»...

Hay personas que no conciben la transformación social como un proceso colectivo en el que todos los ciudada-nos somos los responsables y buscan en agentes externos el cambio de la políti-ca, la economía, la educación, la sani-dad,... Con esa mirada, el 15M sólo pue-de ser percibido como 'culpable' de que la situación no mejore y, para algunos miembros de partidos tradicionales, co-mo un rival con el que hay que acabar. A veces, resulta desesperanzador lo fá-cil que es para muchas personas iden-tificar al que tiene en frente como un 'enemigo' en lugar de buscar los puntos de conexión y trazar estrategias conjuntas.

Preguntas sobre el 15M

Últimamente, cada vez que me pregun-tan cosas como «¿Qué ha hecho el 15M en estos dos años?» o, incluso, «¿Quién está detrás del 15M?» respondo: «Cam-bia '15M' por 'ciudadanía' y dime si esa pregunta tiene todavía algún sentido». De acuerdo: no es 'toda' la ciudadanía, pero cada vez somos más los ciudada-nos conscientes y responsables, que reivindicamos la participación política y una democracia real.