10 cuentos clásicos de navidad vol. I | Page 27

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En fin : llegó el momento de acostarse , y mientras yo levantaba la mesa colocada delante de la chimenea , ella se desnudó vivamente y se deslizó entre las sábanas . Mis vecinos hacían un ruido infernal , riendo y cantando como locos , y yo pensaba : “ He hecho bien en ir a buscar a esta hermosa muchacha . No habría sido posible trabajar de ningún modo ”.
Un quejido profundo me hizo volver la cabeza . —¿ Qué tienes , querida ?
No respondió , pero siguió suspirando dolorosamente , como si sufriera de una manera horrible .
—¿ Estás indispuesta ? — le pregunté .
Entonces lanzó un grito , un grito espantoso . Me precipité hacia ella con una bujía en la mano . Su fisonomía estaba descompuesta por el dolor . Se retorcía las manos y salían de su garganta gemidos sordos como el estertor de un agonizante . Aturdido , yo le preguntaba :
—¿ Qué tienes ?
No respondía y comenzó a dar alaridos . De pronto , las vecinas callaron y se pusieron a escuchar lo que pasaba en mi habitación .
—¿ Qué tienes ? Dímelo — repetía yo —. ¿ Qué te duele ? Entonces balbuceó : —¡ Oh , mi vientre , mi vientre ! Levanté sus ropas y vi … Aquella mujer , amigos míos ¡ estaba dando a luz !
Entonces , con la cabeza perdida , fui hacia la pared de mi cuarto y empecé a dar puñetazos gritando con todas mis fuerzas :
—¡ Socorro , socorro !
La puerta se abrió y se precipitó en mi cuarto una multitud de hombres vestidos de frac , mujeres escotadas , pierrots , turcos , mosqueteros . Esta invasión me enloquecía de tal

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