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Por todo lo que se dijo las mujeres empezaron a escalar lentamente la escalera social, y a deshacerse de todos los paradigmas y normas sociales que las habían oprimido hasta ese entonces. Las mujeres no habían tenido derechos políticos, debido a que el sufragio universal las excluía. La consciencia de su valor social alentó a su inclusión en este. Además, esto causa la protesta tanto por igualdad de derechos como de condiciones salariales para ambos géneros soportado por su labor en la guerra. Hacia finales del conflicto, se extienden sustancialmente los movimientos en pro del sufragio femenino.

Como dice nuestra invitado especial Ángel Franco Rubio (economista y político español, licenciado en ciencias económicas por la universidad complutense de Madrid), el sufragismo surgió en los países que adoptaron el régimen capitalista, tales como sucedió en Alemania, debido a que los ideales democráticos tras el desmoronamiento del imperio alemán evolucionaron. Esto permitió traer reformas muy progresistas, el voto femenino entre ellas, sin existencia previa del sufragismo. Además, esto se puede respaldar con lo que dice la historiadora Gloria Franco, historiadora de la CMU de España, quien afirma en su libro “siglo XX Historia Universal” que los países protestantes como Alemania obtuvieron el derecho al voto femenino con mayor velocidad porque eran países más modernos, evolucionados y prósperos, económicamente. En estos países, los movimientos sufragistas empezaron a conmover al gobierno incluso antes de que empezara la gran guerra. Finalmente, para el año 1918 se le concedió el voto a la mujer alemana.

Una mujer que fue muy significativa y valiosa en el proceso de ascenso del papel de la mujer fue Rosa Luxemburgo, una teórica marxista alemana de origen judío quien intentaba participar activamente en la política alemana y sacó adelante la petición de paridad en el voto como miembro del comunismo alemán, tener educación para su género y derecho al trabajo. Ella mantenía firmemente que “la igualdad de derechos políticos para la mujer es el primer clamor que lanzan las mujeres con el fin de reclutar nuevos defensores de las reivindicaciones de toda la clase obrera” (19914).

Además, ella decía que con la aparición del sistema capitalista, y luego con el inicio de la guerra, la mujer fue arrojada con una gran carga y opresión por parte del gran trabajo que tuvo que empezar a desarrollar. Ellas tenían que irse a las fábricas, a los talleres, las oficinas, que muchas veces quedaban lejos al hogar, por lo que sus trabajos de madre junto con sus oficios en la industria se lograron convertir en una total explotación y abominación para las mujeres. Rosa planteaba que las mujeres trabajadoras necesitaban y merecían dignamente derechos políticos porque en la sociedad y tras el inicio de la guerra ellas empezaron a ejercer las mismas funciones económicas e industriales que los hombres, todo con el fin de mantener al estado y costear la guerra. Ellas tenían también los mismos intereses. Sin embargo, Rosa decía que “Sus exigencias políticas están profundamente arraigadas no en el antagonismo entre el hombre y la mujer, sino en el abismo social que separa a la clase de los explotados de la clase de los explotadores, es decir, en el antagonismo entre el capital y el trabajo”.

Movimientos Sufragistas Alemanes: